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Viene de: «EL MISTERIO DE GOBEKLI TEPE DEVELADO (I)
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El conjunto de inscripciones más famoso de los yacimientos de Gobekli Tepe se encuentran en el llamado ‘Pilar del buitre’:
En donde puede verse claramente: en la parte inferior el diseño de un enorme escorpión, en la parte media un buitre con una extraña posición de las alas que se asemeja a la constelación del ‘Cygnus’:
y que además parece empujar una cabeza hacia las alturas. Y en la parte superior de estas inscripciones vemos unas figuras que han intrigado desde siempre a los arqueólogos porque aparecen en varias culturas de la mano de ‘divinidades’, me refiero a los ‘bolsos’:
que en este caso, extrañamente, parecen estar contenidos a su vez en un canasto mayor.
Dijimos antes que la constelación de Escorpio señala en la Vía Láctea el lugar en donde se encuentra el inicio de la llamada ‘Grieta Oscura’ de la Vía Láctea, también indicada por la estrella Deneb que es la principal de la constelación de ‘Cygnus’, la ‘estrella polar’ de aquellos días en torno a la cual las luminarias del cielo giraban. Recordemos la ‘Grieta Oscura’:
esta configuración simbolizaba en el naturalismo explicito de aquellos días el lugar de la mujer por donde vienen los niños al mundo. Para ver que esto es así podemos observar una imagen de la diosa Nut egipcia:
que representa el firmamento o bóveda celestial –lo que es todo un dato- y vemos que la imagen que está por debajo de ella señala precisamente a sus genitales y pechos. Y son los primeros los que coincidían con la ‘Grieta Oscura’ cuando se superpone el firmamento o Vía Láctea -cuyo nombre también tiene que ver con maternidad- a Nut. Estamos obviamente en una cruda representación de la maternidad, por lo menos. Pero es que por la Grieta Oscura también subían al cielo el alma de los muertos para acceder a un mundo similar a este pero siempre dichoso –¿el segundo nacimiento?-. En Egipto, a los faraones, cuando muertos, se les hacía una elaborada ceremonia para que el pasaje a su ‘estadía eterna’ fuera sin traumas (nota 1). Por eso su libro de sortilegios más emblemático es el ‘Libro de los Muertos’ que define esa cultura. En la imagen que mostramos hay además una figura recostada en el piso que arroja luz sobre cómo podrían ser las ceremonias en los que llamamos ‘paritorios’ de Gobekli Tepe aunque es claro que estas estaban desprovistos de los ornamentos religiosos e idolátricos que observamos en la enmarañada religión egipcia, ya que eran ceremonias en estado puro en las que apenas se intercedía a Dios/Elohim.
Y vamos a recurrir también a la rica imaginería egipcia para discernir lo que puedan ser los ‘bolsos’, una perenne incógnita arqueológica. Veamos que ellos aparecen en Mesopotamia o entre los aztecas y en otras culturas ancestrales:
exhibidos siempre como atributos de poder. Y en este recorrido comencemos por la ‘diosa Escorpio’ –Seket- ya que aparece muy visiblemente un escorpión en el pilar que estamos estudiando (y en el ‘bolso’ que mostramos). Seket era una diosa ligada a la resurrección. Y vemos que ella exhibía no un bolso, pero sí un ‘Anj’ o ‘cruz ansada’ que nosotros asimilamos a los ‘bolsos’ presentes en las representaciones de otras culturas ya que de lo contrario debían de aparecer por algún lado representados en esta religión también ancestral. Los ‘bolsos’ de la religión egipcia solo podían ser la ‘cruz ansada’. Leamos en la Red sobre el significado de este símbolo que fue incorporado por los coptos a la religión cristiana asimilándolo a la cruz de Cristo:
“Para los egiptólogos ha sido imposible rastrear el origen de este símbolo y tampoco en qué momento adquirió el valor de renacimiento y vida eterna; sin embargo, su importancia fue tal que varios dioses del panteón egipcio —cuyo principal atributo era la inmortalidad— eran representados portando esta cruz”
Y sigue:
“De esta manera, la cruz egipcia comenzó a ser vista como una especie de llave que, más adelante se convirtió en el amuleto perfecto con el que los muertos podrían abrir las puertas de la muerte y alcanzar la vida eterna”
Está claro que la cruz ansada entonces representa una llave hacia el más allá. Veamos a Seket –una de las diosas más antiguas de Egipto- portándola:
Y en el Egipto tardío, ya en estrecho contacto con el mundo romano, la diosa Seket había sido completamente absorbida por la todopoderosa Isis –de la que fuera ‘asistente’- que también porta la cruz ansada:
solo que en vez del ‘escorpión’ en la cabeza ostentaba un ‘trono’ símbolo de su autoridad como esposa/hermana de Osiris –a quien había ‘resucitado’- y madre de Horus. No queremos extendernos mucho en todos los significados de los ‘dioses’ egipcios pero sirve para identificar a los ‘bolsos’ con el poder de la resurrección (nota 2).
Volviendo entonces a los recintos de Gobekli Tepe, vemos que son muchas y evidentes las simbologías que apuntan a que allí se celebraban ceremonias relacionadas con la expectativa de la resurrección de los muertos, que es el segundo elemento de la protoreligión inmediatamente posterior a la expulsión Edén, expresión del Pacto Adámico, que describimos antes (nota 3). Es decir, además de ‘paritorios’ nos parece muy probable que estos recintos hayan sido también ‘tanatorios’ –tomando palabras de hoy-. Es decir, el lugar en donde se celebraban las rectas ceremonias que el arcángel Miguel encomendó a Set celebrar –de parte de Dios/Elohim- con todos sus descendientes.
De modo que sí había justificación para la construcción de estos recintos ya que en ellos se honraban los dos misterios principales de la protoreligión de los descendientes de Adán y Eva: el nacimiento con dolor y la muerte a la espera de la resurrección.
Para imaginar cómo pudieron ser construidos estos recintos recordemos que los primeros representantes de la raza humana quizás eran de una talla algo mayor a la actual y ciertamente más robustos. Tenemos a Noé que construyó con muy escasa ayuda una embarcación fabricada en ruda madera de más de 100 metros de eslora tan bien hecha que soportó incólume a la mayor tormenta marina de todos los tiempos. Una proeza ciertamente mayor que lo que significó el tallado, transporte y elevación de los monolitos de Gobekli Tepe. Y también recordemos que estos constructores tenían el asesoramiento y tal vez la dirección de los arcángeles -y tambien el aporte de su dominio de los elementos de la física- Precisamente fueron los arcangeles -segun se nos dice en otros pasajes del ApdM – los que enseñaron a Adán y Eva a confeccionar ropa o a cultivar el trigo, por ejemplo. En la rama cainita, y en el episodio de los ángeles caídos, son también ángeles/arcángeles -esta vez rebeldes- los que enseñan nuevas técnicas a los hombres tales como el proceso de fabricación de los metales, lo fabricación de intrumentos musicales o la escritura entre otras habilidades sin las cuales la civilización urbana sería imposible. Ellos eran los ‘anunnakis’ de las zagas sumerias.
Finalmente, el decaimiento general de la fe y el lamentable embrutecimiento de las costumbres, por lo cual Dios/Elohim ordenó el Diluvio, puede explicar porque fueron enterrados estos recintos, tal vez como señal de una rebelión –una más- hacia el Creador o tal vez debido al enojo de Este por alguna profanación. Lo cierto es que en las ceremonias de intersección en los recintos de GobekliTepe pervivíó el puro reconocimiento a la Soberanía de Dios/Elohim -el Creador- y el recuerdo imborrable del Jardín del Edén perdido.
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nota 1): los faraones eran acompañados de sus pertenencias más queridas gracias a lo cual tenemos sus fastuosas tumbas, que son el deleite de los arqueólogos de hoy y de los ladrones de tumbas de siempre ya que en su enorme mayoría –excepto la de Tutankamón- fueron saqueadas. Ritos similares se hacían con los grandes reyes mesopotámicos, especialmente los más antiguos.
nota 2): vale también mostrar esta extraña figura de la diosa Isis en forma de ‘árbol´ amamantando a su hijo Horus. Tal vez una reverberación del ‘árbol de la vida’ del Paraíso en esta extraño batiburrillo de significados ancestrales que en la religión egipcia parece mencionarse a todo sin identificar correctamente a nada:
nota 3): por esos días se identificaba a la cabeza como el recinto del alma o del ser del difunto. Y vemos que el ‘buitre’ de la inscripción está empujando a una cabeza rumbo a lo Alto en donde la persona en cuestión descansará a la espera de la resurrección en el tiempo señalado según la Promesa.
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