esperamos con mucho anhelo que él regrese… Él tomará nuestro débil cuerpo mortal
y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él
Filipenses 3, 20-21

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Transcribimos completo el devocional del pastor David Wilkerson [May 19, 1931; April 27, 2011] que nos llegó hoy:  12  de junio del 2012:

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“Pero a cualquiera que me oye estas palabras y no las practica, lo compararé a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.” (Mateo 7:26-27).


La ley no fue creada para aquella persona cuya obediencia emana de su deseo por agradar a Dios. A este individuo no le interesa lo que es legal o ilegal, lo que es permisible o prohibido. Él solamente tiene un criterio: ¿Qué desea mi Señor?”


Usted puede presentarle la ley  a esta persona – todas sus reglas, regulaciones y prohibiciones – y ésta le puede contestar, “Usted no tiene que decirme que no haga estas cosas. Yo no haría nada que pudiera herir a mi Padre. ¡Yo lo amo a Él! Yo ya he hecho a un lado al mundo y sus lujurias para ir hacia Él a quien mi corazón anhela.


“Enséñeme lo que Él quiere, no solamente lo que Él prohíbe. Yo quiero que el deseo de su corazón sean mis acciones. Yo quiero conocer Su mente y obedecerle. Seguro, yo amo Su ley. Pero ésta es para los transgresores, para aquellos que no han llegado al conocimiento de tener una relación con Cristo. Yo tengo otra ley operando en mi corazón. Es la ley del amor, una que dice, ‘¿Señor,  qué puedo hacer para agradarte hoy?'»


Tal persona no es movida por amenazas del infierno o inclusive por recompenas. Él no necesita a un profeta que lo agite, ni alertas de juicio. Él está enamorado de Jesús y su obediencia a la Palabra de Dios es algo que forma parte de su amor por Él. Es algo natural para este individuo como es el respirar.


Por otro lado, la persona que construye su casa en arena hace esto para exhibirse. Es una forma de vida temporal. Él argumenta que vivirá en esa casa por cinco años, después la venderá y le dejará los problemas a alguien más. ¡Es solamente una máscara sin un fundamento real!


Observe que esta persona no cree que una tormenta está por venir. Él no quiere pensar que vendrán dificultades. Esta es la forma en que el mundo ve la eternidad: ellos simplemente no piensan acerca de esto. Un cristiano célebre le preguntó en alguna ocasión  a uno de sus invitados a su programa de televisión nocturna, “¿Qué piensas de la eternidad?” Él contestó, “Yo trato de no pensar en ello.”


Trágicamente, muchos cristianos también tratan de borrar de sus mentes a la eternidad. Ellos intentan no pensar que el juicio está a la puerta. Ellos no desean creer que un día ellos se pararán frente al Señor y tendrán que dar cuentas de todo lo que dijeron e hicieron.
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