esperamos con mucho anhelo que él regrese… Él tomará nuestro débil cuerpo mortal
y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él
Filipenses 3, 20-21

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9 de abril, 2012

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by Gary Wilkerson

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“José tomó el cuerpo… y lo puso en un sepulcro nuevo de su propiedad que había cavado en la roca. Luego hizo rodar una piedra grande a la entrada del sepulcro, y se fue.” (Mateo 27:59–60, NVI).


Jesús había sido crucificado y ahora se encontraba en un sepulcro. Al haber una piedra de gran tamaño cubriendo la entrada a la tumba, la gente tenía la sensación de que todo había concluído. Las Escrituras dicen que un grupo de mujeres, incluyendo a María Magdalena, se encontraban sentadas del otro lado del sepulcro. Aquellas mujeres debieron haber estado con el corazón roto. Casi puedo escuchar sus voces llenas de desesperanza: “¿Qué sucederá ahora que Jesús ha partido? ¿Cómo podemos seguir adelante?”


Hoy conocemos el final de la historia. Sabemos que cuando Jesús dijo en la cruz, “Consumado es, ” Él había conquistado el pecado. Sabemos que con su resurrección Él  conquistó a la muerte. Y sabemos que Él  hizo todo esto por nosotros.


Pero,  ¿qué sucede si nosotros no conociéramos el final de la historia como aquellas mujeres en el sepulcro? ¿Qué estaban pensando los once discípulos mientras se escondían lejos y encerrados con llave (ver Juan 20:19)?


Yo no creo que podamos comprender el significado que tuvo la muerte de Jesús para sus apasionados seguidores. Ellos habían creído que su Maestro era la esperanza para este mundo, la salvación de Israel, la luz para los gentiles. Él era el sanador más grande, resucitando muertos, librando a los cautivos, predicando las buenas nuevas a los pobres. Él era la encanrnación del nuevo reino que Él  había predicado. Mientras meditaban en Sus palabras, “Consumado es,” ellos han deber pensado que Jesús quiso decir, “Concluído. Este es el final de la historia.”


Frecuentemente, mientras los cristianos perseveran en las batallas de la vida, este es el mensaje que creen. Ellos no ven ninguna esperanza más allá de su difícil situación. Todo lo que ellos pueden ver es una piedra permanente que los separa de la esperanza. Ellos están viendo estas cosas del lado de la piedra. Si tan sólo ellos conocieran lo que Dios está haciendo por ellos desde el otro lado de la piedra.


Tal vez la vida le ha puesto una difícil e imposible situación. Mientras usted lee esto se pregunta, “¿Está Dios obrando en mi circunstancia? ¿Es Jesús verdaderamente triunfante -en mí? ¿Puede Él salvarme de mi situación? Yo simplemente no veo una salida.”


Yo le digo a usted, Dios está obrando en su vida en este preciso momento. La piedra ha sido movida. La luz está penetrando y su esperanza está a la puerta: ¡Jesús! Él  ha triunfado sobre todas las potestades de las tinieblas y Su victoria es nuestra por fe.
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