esperamos con mucho anhelo que él regrese… Él tomará nuestro débil cuerpo mortal
y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él
Filipenses 3, 20-21

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Transcribimos completo el devocional del pastor David Wilkerson [May 19, 1931; April 27, 2011] que nos llegó hoy: 5  de octubre del 2011:

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“Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:6-7).


Cuando releí recientemente este pasaje, me resaltó algo que nunca antes había visto. Pablo nos ordena a dejar de preocuparnos, a acudir a Dios en oración y súplica, y a agradecerle por Su respuesta. ¡Él nunca menciona nada acerca de recibir respuestas! Pablo no dice nada referente a recibir una palabra de guianza, liberación, milagros o sanidad. En su lugar, él afirma que ¡nosotros recibimos el don de la paz de Dios!


Dios contesta todas nuestra peticiones y súplicas con el don de Su paz: “sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (vv.6-7).


En otras palabras, ¡Dios primeramente contesta nuestra oración y el clamor de nuestro corazón con Su paz! Todas las personas tienen este aspecto en común: ¡no importa cuán mal ellos se sientan al entrar en su lugar secreto de oración, ellos salen llenos de Su paz! Dios se ha limitado a sí mismo, a su propio gobierno. A ésto se le llama la providencia de Dios. Él actúa aquí y allá, prepara los corazones de la gente y maneja distintos sucesos, pero hasta que Su providencia ejecuta la respuesta a su oración, Él dice, “¡Te voy a dar no lo que tú piensas que necesitas, sino lo que yo sé que te hace falta – paz en tu mente y corazón!”


Muchos de nosotros peleamos con el Señor mientras oramos. Le pedimos con lágrimas y llanto, golpeamos las puertas del cielo, y reclamamos cada promesa. Pero conforme los días, semanas y meses transcurren, nos empezamos a preguntar: ¿ Por qué no contestas, Señor? ¿Qué está bloqueando mi oración? ¿Qué he cometido para afligirte o desagradarte?”


El hecho es que Dios nos ha dicho, “¡Aquí está mi paz que sobrepasa todo entendimiento! ¡Tómala y permite que gobierne en tu corazón mientras yo hago todas las cosas para tu bienestar!” ¡Nosotros vamos a ser guardados en la paz de Dios hasta que Su promesa se ejecute a través del Espíritu Santo! ¡Agárrese de Su paz y deje que ésta gobierne en su corazón!
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