esperamos con mucho anhelo que él regrese… Él tomará nuestro débil cuerpo mortal
y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él
Filipenses 3, 20-21

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Transcribimos completo el devocional del pastor David Wilkerson que nos llegó hoy: 8 de agosto del 2011:

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El Espíritu de Dios siempre ha estado llamando a la humanidad hacia sí mismo -a la santidad, a la pureza de corazón, a la vida consagrada- y en cada generación un remanente responde a este llamado. José respondió al llamado de Dios a una edad muy temprana. Sus diez hermanos mayores recibieron el mismo llamado a la entrega y a caminar en rectitud pero ellos eligieron permanecer en el mundo.


Por lo menos en dos ocasiones todos los hijos de Jacob recibieron el llamado del Espíritu con toda claridad. La primera fue cuando Jacob erigió un altar al Dios de Israel (Génesis 33:18-20). Jacob llamó a sus hijos hasta el altar para adorar con él, arrodillarse ante el Señor y seguirlo, pero en lugar de ello, los hermanos de José se tornaron a la venganza y al derramamiento de sangre.


La segunda vez que Dios claramente llamó a estos diez, estaban en Betel. Jacob sabía que sus hijos estaban atados a la idolatría y que se encontraban rechazando el llamado de Dios a la pureza y a la justicia, por lo que él les advirtió: «Quitad los dioses ajenos que están entre vosotros, y sean limpios, cambien su ropa y levantémonos, vayamos a Betel, allí haré un altar a Dios «(Génesis 35:2-3).


¡Este es uno de los más claros llamados en toda la Palabra de Dios! La frase «cambiar de ropa» en hebreo significa una purificación moral y espiritual de la mente y el corazón. En apariencia, los hijos de Jacob se rindieron: «Así dieron a Jacob todos los dioses ajenos que había en su mano, y los zarcillos» (versículo 4). Pero su arrepentimiento fue solo superficial, ellos nunca tuvieron un verdadero cambio de corazón ¡Regresaron a su rebelión, odio, envidia y contienda!


José era diferente a sus hermanos: su arrepentimiento había sido desde el corazón. Respondió al llamado del Espíritu y se dispuso por completo a seguir al Señor. En medio de un ambiente malo, perverso; José mantiene las manos limpias y el corazón puro.


José fue enviado a los campos para ayudar a sus hermanos en el cuidado de los rebaños de la familia. ¡Pero pronto se entristeció porque sus hermanos hablaban y vivían como los paganos! Su corazón puro fue aplastado por la maldad de su propia familia.


«Y José trajo a su padre malos informes sobre ellos» (37:2), José descargó su corazón a su padre: «No vas a creer la forma en que viven, ellos hablan en contra de tu Dios, ¡ellos lo afligen…!»


Una marca de la Compañía José es que se lamentan por el pecado. Han abandonado los ídolos y se enamoran de Jesús ¡Su corazón está encendido con santidad! Ellos ven el pecado en la tierra, pero sobre todo se entristecen por el pecado en la iglesia. Ellos gritan desde su alma: «¡Oh, Padre, mira lo que está pasando entre tus hijos!» Si usted se hace parte de esta compañía de los últimos tiempos, no puede pasar por alto el pecado. Más bien, algo tiene que levantarse dentro de usted que dice: «¡Oh, Dios, no puedo soportar lo que ellos hacen en tu nombre!» Entonces, usted orará -no contra las personas- sino contra la incursión de los poderes demoníacos en la iglesia de Jesucristo.


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