esperamos con mucho anhelo que él regrese… Él tomará nuestro débil cuerpo mortal
y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él
Filipenses 3, 20-21

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Colaboración de
Juan José Fernández Granados

Ministerio Luz a las naciones

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Yeshua NO vino a la tierra a traer una nueva religión sino mas bien a restaurar la relación que el hombre tenía con Dios en un principio. Yeshua es el camino que nos lleva al Padre y por medio de todo lo que Yeshua hizo por nosotros, ahora podemos ser hijos de Dios (Jn. 1:12) y podemos llamar a Dios ABBA (papá), Padre (Ro. 8:15).


A la hora de la verdad la religión NO nos va a servir para nada, la religión nos lleva al autoengaño y produce en nosotros un falso sentimiento de seguridad, sin embargo tener una relación íntima y personal con Dios nos va a llevar a la verdad y va a producir en nosotros una verdadera seguridad.


La religiosidad crea una fachada de espiritualidad que, más tarde o más temprano, se desvanece, sin embargo cuando tenemos una relación con Dios genuina no tenemos una fachada, tenemos una REALIDAD y esta realidad es la presencia de Dios en nuestras vidas.


“Y salió Israel para enfrentarse en batalla
con los filisteos y acampó junto a Eben-ezer,
mientras que los filisteos
habían acampado en Afec. Los filisteos
se pusieron en orden de batalla
para enfrentarse a Israel.
Entablado el combate,
Israel fue derrotado delante
de los filisteos, quienes mataron
como a cuatro mil hombres
en el campo de batalla.


Cuando el pueblo volvió al campamento,
los ancianos de Israel dijeron:
¿Por qué nos ha derrotado
hoy el SEÑOR delante de los filisteos?
Tomemos con nosotros, de Silo, el arca del
pacto del SEÑOR, para que vaya en medio
de nosotros y nos libre del poder
de nuestros enemigos.


Y el pueblo envió a Silo, y trajeron
de allí el arca del pacto
del SEÑOR de los ejércitos
que está sobre los querubines;
y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees,
estaban allí con el arca del
pacto de Dios.


Y aconteció que cuando el arca del pacto
del SEÑOR entró al campamento, todo Israel
gritó con voz tan fuerte que la tierra vibró.
Al oír los filisteos el ruido del clamor,
dijeron:


¿Qué significa el ruido de este gran clamor
en el campamento de los hebreos?
Entonces comprendieron que el arca del SEÑOR
había llegado al campamento.
Y los filisteos tuvieron temor,
pues dijeron: Dios ha venido
al campamento.


Y añadieron:


¡Ay de nosotros! Porque nada como esto
ha sucedido antes. ¡Ay de nosotros!
¿Quién nos librará de la mano de estos
dioses poderosos? Estos son los dioses
que hirieron a los egipcios
en el desierto con toda clase de plagas.
Cobrad ánimo y sed hombres,
oh filisteos, para que no lleguéis a ser
esclavos de los hebreos
como ellos han sido esclavos de vosotros;
sed hombres, pues, y pelead.


Y pelearon los filisteos, Israel
fue derrotado y cada cual huyó a su tienda;
la mortandad fue muy grande,
pues de Israel cayeron treinta mil
soldados de a pie. El arca de Dios
fue capturada, y murieron
los dos hijos de Elí, Ofni y Finees.”
I Samuel 4:1-11

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El Pueblo de Israel sabía que en la toma de Jericó los sacerdotes llevaron el Arca del Pacto (Jos. 6:6) y Dios les había concedido una gran victoria, ahora en este pasaje, el Pueblo de Israel quiere volver a repetir la historia, pero esta vez, Israel es derrotado.


En el versículo 3 el Pueblo de Israel echa la culpa a Dios por la derrota: “¿Por qué nos ha derrotado hoy el SEÑOR delante de los filisteos?”, esto es algo que vemos constantemente en las Escrituras y en nuestras vidas.


Muchas veces, en vez de examinar nuestras obras y nuestros caminos, hacemos responsable a Dios de nuestros fracasos y derrotas. Cuando esto sucede, se cumple el proverbio que dice:


“La necedad del hombre pervierte su camino,
y luego en su corazón se irrita contra el Señor.”
Proverbio 19:3


Realmente nuestro Pueblo perdió la batalla porque había pecado en Silo, en el centro espiritual de la nación de Israel, había pecado en el corazón de la nación.


El pecado de los hijos del Sumo Sacerdote Elí era MUY grande delante de Dios, eran hombres malvados, menospreciaban las ofrendas del Señor y no le conocían. Veamos:



“Los hijos de Elí eran hombres indignos;
no conocían al SEÑOR ni la costumbre
de los sacerdotes con el pueblo…
El pecado de los jóvenes era muy grande
delante del SEÑOR, porque los hombres
menospreciaban la ofrenda del SEÑOR.
Elí era ya muy anciano; oyó todo lo
que sus hijos estaban haciendo a todo
Israel, y cómo se acostaban
con las mujeres que servían a la entrada
de la tienda de reunión”
I Samuel 2:12, 13, 17, 22


Elí habló a sus hijos acerca de lo que estaban haciendo (I S. 2:23-25), pero no hizo nada más. Elí pudo quitar a sus hijos del ministerio (I S. 3:13), pero decidió honrar a sus hijos más que a Dios.


«¿Por qué pisoteáis mi sacrificio y mi ofrenda
que he ordenado en mi morada,
y honras a tus hijos más que a mí,
engordándoos con lo mejor de cada ofrenda
de mi pueblo Israel?»
I Samuel 2:29


En medio de todo lo que estaba sucediendo, Dios estaba levantando a Samuel porque Samuel honraba a Dios y Dios honra a los que le honran.


“…yo honraré a los que me honran,
y los que me menosprecian serán tenidos en poco.”
I Samuel 2:30


Si tomamos en serio a Dios, El nos tomará en serio, si le honramos, El nos honrará.


Volviendo a la derrota que sufrió Israel, el primer error que vemos es que en vez de examinar sus corazones, buscan una solución religiosa para su problema: el Arca del Pacto. Pero sin discernimiento de Dios porque su pecado los separaba de Él.


“Tomemos con nosotros, de Silo,
el arca del pacto del SEÑOR,
para que vaya en medio de nosotros y
nos libre del poder de nuestros enemigos.”
I Samuel 4:3b


Cuando los hijos de Israel se encuentran en esta situación, empiezan a ser más religiosos. De igual forma, muchas veces, cuando nos encontramos en medio de un problema, buscamos soluciones religiosas, nos volvemos más religiosos.


Dios NO quiere que nos volvamos más religiosos, EL quiere que estemos a cuentas con EL y tengamos una relación personal con EL.


Israel pensaba que el Arca podía librarles, pero solo Dios nos puede librar del pecado, del mal, de la enfermedad, de la muerte. Si Dios no esta en nuestras vidas, aun los utensilios santificados por Él – como el Arca del Pacto – lejos de ayudarnos agravan la situación.


“Y el pueblo envió a Silo, y trajeron de allí
el arca del pacto del SEÑOR de los ejércitos
que está sobre los querubines;
y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees,
estaban allí con el arca del pacto de Dios.”
1 Samuel 4:3 y 4


En el versículo que acabo de citar, vemos una combinación peligrosa: la religiosidad (trayendo el Arca) y el pecado (los hijos de Elí llevando el Arca). Con esta combinación la derrota estaba garantizada “y murieron los dos hijos de Elí, Ofni y Finees”


Dios NO bendice   una actitud religiosa vacía de Su contenido, ni nuestras buenas tradiciones, Dios derrama de su Presencia y bendición cuando le seguimos, le honramos y le amamos.


En estas circunstancias Israel tenía el Arca, pero NO tenía la Presencia de Dios y Él no los respaldaba. La usaban solo como un símbolo externo, se querían servir de ella para sus propósitos egoístas, esto es religiosidad y causó su derrota.


En una ocasión, el Rey Saúl desobedeció a Dios dejando con vida al rey Agag, rey de los amalecitas, cuando Samuel vino a hablar con Saúl, lo primero que le dice Saúl es:


“¡Bendito seas del SEÑOR!
He cumplido el mandamiento del SEÑOR.
Pero Samuel dijo: ¿Qué es este balido de ovejas
en mis oídos y el mugido de bueyes que oigo?”
I Samuel 15:13 y 14


Saul le dice a Samuel que las ovejas y los bueyes eran para ofrecer sacrificios a Dios. La respuesta definitiva de Samuel la encontramos en el versículo 22.


“¿Se complace el SEÑOR tanto en holocaustos
y sacrificios como en la obediencia a la voz del SEÑOR?


He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio,
y el prestar atención, que la grosura de los carneros.”
I Samuel 15:22


Saúl conocía bien el lenguaje religioso porque cuando ve a Samuel le dice: Que Dios te bendiga… sin embargo su lenguaje religioso y sus buenas intenciones no agradaron a Dios. Dios no mira lo externo, Dios mira nuestro corazón ¿Amamos a Dios con todo nuestro corazón? ¿Guardamos su Palabra? ¿Tenemos una relación con Dios o tenemos una religión?

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