esperamos con mucho anhelo que él regrese… Él tomará nuestro débil cuerpo mortal
y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él
Filipenses 3, 20-21

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Colaboración de
Juan José Fernández Granados

Ministerio Luz a las naciones

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“Y sabemos que a los que aman a Dios,
todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados.”
Romanos 8:28


Muchas veces nos hemos preguntado: “¿Si Dios es bueno porque permite esta situación en mi vida?”… Sin embargo, a la larga nos hemos dado cuenta que Dios tenía un propósito y un plan en esa situación. No debemos olvidar que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta aunque estemos atravesando una situación difícil.


José fue vendido por sus hermanos, fue hecho esclavo en Egipto, fue acusado falsamente, fue encarcelado, fue olvidado… ¿Señor, podrás sacar algo bueno de todo esto? ¿Se ha olvidado Dios de mí?:


“Vosotros pensasteis hacerme mal,
pero Dios lo tornó en bien
para que sucediera como vemos hoy,
y se preservara la vida de mucha gente.”
Génesis 50:20


Dios tenía todo bajo control, Dios tenía planes buenos para José y su familia, en un principio José pensaría que nada bueno podía salir de su situación, pero a la larga, José entiende que Dios tenía un buen plan, Dios encaminó todo a bien.

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“’Porque yo sé los planes que tengo para vosotros’
– declara el SEÑOR – «planes de bienestar
y no de calamidad, para daros un futuro
y una esperanza.”
Jeremías 29:11


Cuando nuestro Pueblo Israel salió de Egipto, Dios lo lleva a un lugar llamado Mara donde había agua, pero el agua no se podía beber, no era potable:


“Cuando llegaron a Mara no pudieron beber
las aguas de Mara porque eran amargas;
por tanto al lugar le pusieron el nombre de Mara.
Y murmuró el pueblo contra Moisés,
diciendo: ¿Qué beberemos?”
Éxodo 15:23 y 24


El Pueblo de Israel empezó a quejarse a Moisés en vez de clamar a Dios y poner su confianza en EL. Murmuraron contra Moisés diciendo: “¿Qué beberemos?”


¿Por qué Dios los lleva a Mara?:


“Entonces él clamó al SEÑOR,
y el SEÑOR le mostró un árbol;
y él lo echó en las aguas,
y las aguas se volvieron dulces.
Y Dios les dio allí un estatuto y una ordenanza,
y allí los puso a prueba.”
Éxodo 15:25


Dios los lleva a Mara para darles estatutos, ordenanzas y para ponerlos a prueba. Dios hace un Pacto de Sanidad con Su Pueblo en Mara, un pacto con una condición (la obediencia) y con una promesa (la salud).


“Si escuchas atentamente la voz del SEÑOR tu Dios,
y haces lo que es recto ante sus ojos,
y escuchas sus mandamientos,
y guardas todos sus estatutos,
no te enviaré ninguna de las enfermedades
que envié sobre los egipcios; porque yo,
el SEÑOR, soy tu sanador.”
Éxodo 15:26


Dios usó aguas amargas para probar a su Pueblo, para darles estatutos y ordenanzas, para hacer con ellos un Pacto de sanidad y para darse a conocer.


Gracias a Dios que EL puede transformar las aguas amargas en aguas dulces, Dios puede transformar algo malo en algo positivo en nuestras vidas. Debemos recordar que Dios no nos deja en Mara, después de las aguas amargas siempre habrá un Elim:


“Llegaron a Elim, donde había doce fuentes de agua
y setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas.”
Éxodo 15:27

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En algunas ocasiones Dios usa al propio diablo para llevar a cabo Sus propósitos en nuestras vidas:


“Y dada la extraordinaria grandeza
de las revelaciones,
por esta razón, para impedir que me enalteciera,
me fue dada una espina en la carne,
un mensajero de Satanás que me abofetee,
para que no me enaltezca.”
2  Corintios 12:7


Dios uso un mensajero de Satanás para llevar a cabo sus planes y propósitos en la vida de Pablo, en este caso, fue para mantener a Pablo humilde.


Dios usó a un león para fortalecer la vida de Sansón, Sansón sacó algo positivo de la experiencia que tuvo con el león.


Dios transforma la maldición en bendición.


“Mas el SEÑOR tu Dios no quiso escuchar a Balaam,
sino que el SEÑOR tu Dios te cambió la maldición
en bendición, porque el SEÑOR tu Dios te ama.”
Deuteronomio 23:5


El Señor nos ama tanto que el transforma el mal pensado contra nosotros en bien, la maldición en bendición, las aguas amargas en dulces, nuestro lamento en baile, nuestras penas en alegrías… en todas las circunstancias somos fortalecidos y bendecidos porque sabemos:


“…que a los que aman a Dios,
todas las cosas les ayudan a bien…”
Romanos 8:28

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