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Transcribimos completo el devocional del pastor David Wilkerson [May 19, 1931; April 27, 2011] que nos llegó el 28 de marzo de 2013:
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Quiero dar cuatro resultados trágicos que le suceden a los que destronan al Señor:
1. «Israel es una frondosa viña, haciendo fruto para sí mismo» (Oseas 10:1).
Cada uno en Israel buscaba por sí mismo y el resultado era un vacío total. Oseas estaba hablando a los creyentes, mostrándoles una imagen de lo que le sucede a todos los que destronan al Señor de sus vidas. Esas personas se vuelven egoístas y miserables y todas sus búsquedas acaban en el vacío.
2. «Su corazón está dividido… él quebrantará sus altares y destruirá sus ídolos.» (Versículo 2).
El corazón de nuestras naciones está dividido. De boca, los americanos sirven a Dios y a la religión, pero ellos no adoran al Señor en verdad. Esto ha llevado directamente a la ruptura de todas nuestras sagradas instituciones. Cuando se pierde la fe en Dios y se pone la confianza en otra cosa, esa cosa se convierte en un ídolo. Y es lo que está sucediendo en nuestras naciones hoy en día. Nuestra sociedad ya no confía en Dios, en cambio, se vuelve hacia el gobierno, el presidente, el sistema educativo, la seguridad social, todo para tratar de encontrar algún tipo de estabilidad. Dios está diciendo: «Si no vas a confiar en mí, voy a hacer que todas las instituciones en que confías fallen».
3. «Habéis arado impiedad, habéis cosechado iniquidad… porque confiaste en tu camino, en la multitud de tus valientes» (versículo 13).
Oseas dice: «¡Usted dejó de confiar en el Señor y ahora va a recoger una cosecha de iniquidad!» La humanidad hoy es sofisticada, educada y bien informada. Hemos destronado a Dios -rechazado la Biblia y la oración- se ha entronizado la ciencia, la psicología y la educación. Sin embargo, yo les pregunto: ¿Cuál ha sido la cosecha? ¿Qué nos trajo todo nuestro sofisticado aprendizaje?
4. «No tenemos rey, porque no temimos a Jehová» (versículo 3).
Oseas era profeta sobre Israel, pero cuando comenzó la rebelde de Israel, él fue impotente para detener la pérdida de la fe. Sus palabras no llevaban ninguna autoridad. Cada vez que hablaba, la gente se limitó a menear la cabeza y decir: «No tenemos ningún liderazgo, estamos sin dirección. Estamos a la deriva».
Eso es precisamente lo que está sucediendo en América en este momento y lo mismo está ocurriendo en la iglesia hoy. Muchos cristianos se burlan de sus pastores, ridiculizando su autoridad. ¿Por qué? Porque las palabras de estos hombres no llevan poder. La gente dice: «Ya no tenemos ningún liderazgo en nuestra iglesia. Estamos perdidos, confundidos». ¡Ese es el día de pago para destronar al Señor!
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