esperamos con mucho anhelo que él regrese… Él tomará nuestro débil cuerpo mortal
y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él
Filipenses 3, 20-21

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Transcribimos completo el devocional del pastor David Wilkerson [May 19, 1931; April 27, 2011] que nos llegó hoy: 1 de diciembre del 2011:

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¿Podemos estar listos para el avivamiento si creemos que no hay más esperanza -que hemos rebasado el tiempo de gracia y que no hay nada más almacenado que el juicio? ¡Amados, no podemos tener fe de que acontezca un avivamiento hasta que estemos convencidos de que Dios aún quiere derramar Su Espíritu sobre nosotros!


¿ Por qué América no ha sido juzgada? ¿Por qué Jesús aún no ha venido? Esto se debe a que todavía existe una gran cosecha y Dios “…no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9).


Observamos esta gran misericordia del Señor en un pasaje de Isaías donde Dios le ordena al profeta decirle a Judá: “¿Qué es de la carta de repudio de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿O quiénes son mis acreedores, a quienes yo os he vendido? He aquí que por vuestras maldades habéis sido vendidos y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre. ¿Por qué cuando vine no hallé a nadie y cuando llamé nadie respondió? ¿Acaso se ha acortado mi mano para no poderos rescatar? ¿No tengo yo poder para librar?” (Isaías 50:1-2).


Dios ya había repudiado a Israel al darle “una carta de repudio” (Jeremías 3:8). Pero ahora su atención estaba puesta en Judá, un pueblo que le había sido infiel y que se había apartado de Él. Dios todavía amaba a Judá y Él vino a ella clamando por la carta de repudio (ver Isaías 50:1). El estaba diciendo, “¡Enséñame la carta de repudio! Pruébame que te alejé de mí. ¡Fuiste tú quien se apartó de mí! Yo no hice nada para lastimarte. Yo siempre te amé. ¡Yo vine a tí y te llamé!”


Amados, esto es exactamente lo que observo que Dios está haciendo ahora mismo en América. Él nos está diciendo, “¡Enséñame la carta de repudio! ¡Muéstrame que yo me alejé de tí! ¡Yo aún no he quitado a mi Espíritu Santo! Por el contrario, ¡yo continúo obrando sobre toda la nación -aún atrayendo, llamando, viniendo a tí!”


El Señor está hablando lo anterior en púlpitos alrededor de esta nación. Él está hablando a través de hombres y mujeres de Dios que dedican tiempo preciado buscándole a Él. ¡Dios está llamando a América al arrepentimiento – a regresar a su propio corazón!


¡Nosotros tenemos que estar completamente persuadidos de que todavía hay tiempo y esperanza, y mientras estemos orando, el Espíritu está obrando en todos los niveles de la sociedad, llamando, atrayendo a gente a Él!

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