esperamos con mucho anhelo que él regrese… Él tomará nuestro débil cuerpo mortal
y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él
Filipenses 3, 20-21

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22/07/2013

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by Gary Wilkerson

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Muchos de nosotros queremos conocer el camino de Dios y escuchar la verdad del evangelio, pero evitamos vivirlo. Tristemente, en la iglesia de hoy es aceptable disfrutar de sermones y adoración, sin embargo, volver a casa sin un cambio.


Pablo dijo de su propio testimonio: “ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder” (1 Corintios 2:4). Si no estamos viviendo una vida empoderada por Dios, el problema es con nosotros, no con el Señor.


Dios no dejó de dar a Su pueblo Su poder en el año 100 D.C. Jesús nunca dijo: “y aun mayores [obras] harán…hasta la Reforma”. Pablo predicó un mensaje del Evangelio de poder y él quería ese poder para Timoteo por una razón específica: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,… aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita”. (2 Timoteo 3:1-5).


Pablo está hablando aquí de feligreses, pero describe que tienen sólo “apariencia de piedad”. A estos cristianos no les importaba ir a la sinagoga, leer textos espirituales o tomar parte en actividades religiosas. Sin embargo, el consejo de Pablo a Timoteo era: “evítalos”. Él estaba diciendo, “Es peligroso estar cerca de esas personas. Puedes empezar a pensar que lo que hacen es aceptable. Pueden parecer piadosos, pero el Señor mira el corazón, y Él ve la impiedad y la  soberbia”.


Pablo dijo de esos cristianos “siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad”. (3:7). En otras palabras, escucharon todas las enseñanzas del Evangelio, pero nunca les hicieron caso. Eso los hizo incapaces, dijo Pablo, ya que se “resisten a la verdad” (3:8).


Note como Pablo comienza este pasaje: “en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.”(3:1). Él deja claro que el cristianismo “normal” no será sostenible en los días que vienen, esos tiempos peligrosos marchitarán una fe superficial. Soy probablemente el menor profeta cristiano vivo, pero hasta yo puedo ver los malos tiempos vislumbrándose. Cuando las economías mundiales tambalean, el estadounidense promedio se enfrenta a un desastre financiero, y la agitación política se agudiza, entonces algo tiene que ceder.


¿Qué va a hacer la mayoría de los cristianos cuando las cosas realmente empeoren? ¿Están nuestros corazones verdaderamente preparados para hacer frente a tiempos difíciles? Ruego que reaccionemos como lo hizo la iglesia en Hechos cuando se enteraron que venía una hambruna. No acumularon bienes para hacer frente a la crisis, en lugar de eso, tomaron una ofrenda para ayudar a las otras iglesias que sabían que sufrirían.

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