esperamos con mucho anhelo que él regrese… Él tomará nuestro débil cuerpo mortal
y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él
Filipenses 3, 20-21

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Transcribimos completo el devocional del pastor David Wilkerson [May 19, 1931; April 27, 2011] que nos llegó hoy: 2 de octubre del 2012:

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Las tres palabras que más se escucha entre los cristianos en tiempos de crisis son: «Señor, ¡haz algo!» Va en contra de nuestra naturaleza estar quieto y no hacer nada cuando enfrentamos pruebas desconcertantes. De hecho, esperar pacientemente a que Dios actúe es probablemente la cosa más difícil de la vida cristiana.  Incluso los creyentes consagrados entran en pánico cuando el Señor no se mueve de acuerdo a sus tiempos.


Constantemente damos fechas límite a de Dios y le ponemos plazos. Gritamos: «Señor, ¿cuándo vas a hacer algo al respecto? ¡Si no actúas ahora, será demasiado tarde!» Pero Dios nunca esta demasiado tarde. Él actúa siempre de acuerdo a su horario, no el nuestro.


Nuestro Dios está siempre en buscando en la tierra aquellos que confían en Él en toda situación desesperada, de crisis y prueba. En efecto, Él a menudo nos lleva a situaciones que son críticas y difíciles con el fin de ponernos a prueba. Él quiere ver si estamos dispuestos a quedarnos quietos y esperar a que traiga liberación sobrenatural.


La Biblia dice muy claramente: «Los pasos del hombre son ordenados por el Señor, y él aprueba su camino»  (Salmo 37:23). La palabra hebrea para “ordenados” significa: «prestablecido, preparado de antemano paso a paso, fijo, ordenado por Dios.»


Esto significa que es Dios, no el diablo, quien nos lleva a lugares difíciles. Podemos clamar: «Señor, ¿por qué permites que mi crisis continúe?» Pero la verdad es que no sólo permitirá nuestra prueba sino que lo hace deliberadamente con un propósito. Y eso es difícil de aceptar para nosotros.


Dios permite estas cosas difíciles en nuestras vidas con el fin de producir fe en nosotros. Él nos está conformado en ejemplos piadosos de la fe, para ser su testimonio a los no creyentes en esta era de impiedad.


Creo firmemente que cada paso que doy es ordenado por nuestro Padre Celestial y Él nunca me llevaría al borde de una situación difícil sólo para abandonarme. Él no diría: «Bueno, David, te he dirigido hasta este punto. Ahora estás por tu cuenta.»


¡No! Dios es absolutamente fiel con Sus hijos, en cada crisis. Él siempre nos está preguntando: «¿Serás uno de los que he estado buscando, alguien que no cunda en pánico, que no me acuse de traicionar, abandonar y hacer daño a mis hijos? ¿Vas a quedarte quieto en tu crisis y confiar en mí para ver lo que va a ocurrir?»

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