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«¡Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo
corazón están tus caminos! Atravesando el valle de lágrimas,
lo cambian en fuente… Irán de poder en poder;
verán a Dios en Sión»
Salmo 84: 5-7
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«Acuérdate de enaltecer su obra, la cual los hombres contemplan.
…la mira el hombre desde lejos. Dios es grande y nosotros no
lo conocemos, ni es posible seguir el curso de sus años.
Él atrae las gotas de agua cuando el vapor se
transforma en lluvia»
Job 36, 24-27
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«Después del bautismo, mientras Jesús salía del agua,
los cielos se abrieron y vio al Espíritu de Dios
que descendía sobre él como una paloma. Y
una voz dijo desde el cielo: «Este es mi
Hijo muy amado, quien me
da gran gozo»
Mateo 3, 16-17
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+“Según su grande misericordia [Él] nos hizo renacer para
una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo
de los muertos, para una herencia incorruptible…
reservada en los cielos para vosotros, que sois
guardados por el poder de Dios mediante la
fe, para alcanzar la salvación que está
preparada para ser manifestada
en el tiempo postrero”
1 Pedro 1, 3
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«… porque no todos los que descienden de Israel son israelitas,
ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos suyos, sino:
«En Isaac te será llamada descendencia». Esto es: no son
hijos de Dios los hijos según la carne, sino que
son contados como descendencia los
hijos según la promesa»
Romanos 9, 6-8
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«¡Conozco, Jehová, que el hombre no es señor de su camino…
Derrama tu enojo sobre los pueblos que no te conocen y
sobre las naciones que no invocan tu nombre, porque
se comieron a Jacob, lo devoraron, lo han
consumido y han asolado su morada»
Jeremías 10, 23-25
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«Escúchenme, todos ustedes en tierras lejanas; presten
atención… El Señor me llamó desde antes que naciera;
desde el seno de mi madre me llamó por mi nombre.
Hizo que mis palabras de juicio fueran tan
filosas como una espada. Me ha escondido
bajo la sombra de su mano. Soy como una
flecha afilada en su aljaba. Él me
dijo: «Israel, tú eres mi siervo
y me traerás gloria».
Isaías 49, 1-3
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«¡Las naciones se encuentran en un caos, y sus reinos se
desmoronan!… Vengan, vean las obras gloriosas del
Señor… Él hace cesar las guerras en toda la
tierra;… «¡Quédense quietos y sepan que yo
soy Dios! Toda nación me honrará. Seré
honrado en el mundo entero»
Salmo 46, 6-10
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«El impío toma prestado y no paga; pero el justo tiene
misericordia y da. Los benditos de él heredarán la
tierra… Espera en Jehová, guarda su camino, y
él te exaltará para heredar la tierra; cuando
sean destruidos los pecadores, lo verás»
Salmo 34, 21-22; 34
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«Los reyes de la tierra traen tributo a tu templo…
Reprende a estas naciones enemigas… Dispersa a las
naciones que se deleitan en la guerra. Canten a
Dios, reinos de la tierra… Dios es imponente
en su santuario; el Dios de Israel le da
poder y fuerza a su pueblo»
Salmo 68, 29-35
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«El Señor tan solo habló y los cielos fueron creados.
Sopló la palabra, y nacieron todas las estrellas.
Asignó los límites al mar y encerró los océanos
en enormes depósitos. Que todo… tema al
Señor… Pues cuando habló, el mundo
comenzó a existir; apareció por
orden del Señor»
Salmo 33, 6-9
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«Salí del Padre y he venido al mundo; otra vez dejo el
mundo y regreso al Padre… —Ahora hablas claramente…
Ahora entendemos que sabes todas las cosas… por
esto creemos que has salido de Dios»
Juan 16, 28-30
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«Pero el Señor tendrá misericordia de los
descendientes de Jacob y una vez más elegirá
a Israel como su pueblo especial. Lo hará
regresar para que se establezca otra vez
en su propia tierra. Y gente de varias
naciones vendrá para encontrarse con
ellos y unirse a la casa de Jacob»
Isaias 14, 1
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«Y a los hijos de los extranjeros que sigan a YaHWéH …
y abracen mi pacto… yo los llevaré a mi santo monte…
porque mi casa será llamada casa de oración
para todos los pueblos»
Isaías 56, 6-7
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«Dado que fuimos unidos a él en su muerte, también
seremos resucitados como él. Sabemos que nuestro
antiguo ser pecaminoso fue crucificado con Cristo
para que el pecado perdiera su poder en nuestra
vida… Pues, cuando morimos con Cristo, fuimos
liberados del poder del pecado; y dado que
morimos con Cristo, sabemos que
también viviremos con él»
Romanos 6, 5-8
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«Cuando él murió, murió una sola vez, a fin de quebrar
el poder del pecado; pero ahora que él vive, vive para la
gloria de Dios. Así también ustedes deberían considerarse
muertos al poder del pecado y vivos para Dios por
medio de Cristo Jesús» (Mashíaj de ISRAEL)
Romanos 6, 10-11
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«¡Miren! Yo envío a mi mensajero y él preparará
el camino delante de mí. Entonces el Señor al
que ustedes buscan vendrá de repente a su
templo. El mensajero del pacto a quien
buscan con tanto entusiasmo,
sin duda vendrá»
Malaquías 3, 1
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«… nuestros cuerpos físicos no pueden heredar el
reino de Dios. Estos cuerpos que mueren no pueden
heredar lo que durará para siempre. Pero
permítanme revelarles un secreto… ¡No
todos moriremos, pero todos seremos
transformados! Sucederá en un instante…
cuando se toque la trompeta final. Pues,
cuando suene… los que hayan muerto
resucitarán para vivir por siempre.
Y… los que estemos vivos, también
seremos transformados…»
1 Corintios 15, 49-53
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«El Señor reconstruye a Jerusalén y reúne
a los exiliados de Israel; restaura a los
abatidos y cubre con vendas sus heridas.
Él determina el número de las estrellas
y a todas ellas les pone nombre. Excelso
es nuestro Señor… su entendimiento
es infinito… sostiene a los
pobres, pero hace morder
el polvo a los impíos»
Salmo 147: 2-6
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«No temas, Sion; no desfallezcan tus manos. El Señor
tu Dios está en medio de ti, guerrero victorioso;
se gozará en ti con alegría, te renovará en
su amor, se regocijará por ti con
cantos de júbilo»
Sofonías 3, 16-17
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«En los días venideros —dice el Señor—, el pueblo
de Israel volverá a su hogar junto con el pueblo
de Judá. Llegarán llorando en busca del Señor su
Dios. Preguntarán por el camino a Jerusalén y
emprenderán el regreso a su hogar. Se
aferrarán al Señor con un pacto
eterno que nunca se olvidará»
Jeremías 50, 4–5
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«… no pelearé contra ustedes para siempre… Estaba
enojado, así que castigué a este pueblo… ¡pero aun
así, los sanaré y los guiaré! Consolaré a los que
se lamentan, llevando palabras de alabanza a sus
labios. Que tengan paz abundante, tanto cerca
como lejos Pero los que aún me rechazan son
como el mar agitado, que nunca está
tranquilo, sino que continuamente
revuelve el lodo y la tierra»
Isaías 57, 16-20
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«Haré un pacto eterno con ustedes. Les daré el amor
inagotable que le prometí a David. Vean cómo lo usé
a él para manifestar mi poder entre los pueblos…
Tú también darás órdenes a naciones que no
conoces, y pueblos desconocidos vendrán
corriendo a obedecerte, porque yo… el
Santo de Israel, te hice glorioso»
Isaías 55, 3-5
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«Tus hijos se dedicarán a ti, oh Jerusalén, como un
joven.. a su esposa… yo he puesto centinelas en tus
murallas… No descansen, ustedes que dirigen sus
oraciones al Señor… hasta que termine su obra,
hasta que haga de Jerusalén el orgullo
de toda la tierra»
Isaías 62, 5-7
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«Y ahora, amados hermanos, queremos que sepan lo que
sucederá con los creyentes que han muerto, para que
no se entristezcan como los que no tienen esperanza.
Pues, ya que creemos que Jesús murió y resucitó,
también creemos que cuando Jesús vuelva, Dios
traerá junto con él a los creyentes
que hayan muerto»
1 tesalonicenses 4: 13-14
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«Porque, he aquí, vienen días –declara el SEÑOR–
cuando restauraré el bienestar de mi pueblo,
Israel y Judá… También los haré volver a
la tierra que di a sus padres,
y la poseerán»
Jeremías 30, 3
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«… esperábamos morir; pero, como resultado,
dejamos de confiar en nosotros mismos y
aprendimos a confiar solo en Dios, quien
resucita a los muertos… él nos rescató
del peligro mortal y volverá a
hacerlo de nuevo»
3 Corintios 1: 9-10
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«…cuando se cumplió el tiempo establecido,
Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer
y sujeto a la ley… para que comprara la
libertad de los que éramos esclavos de
la ley, a fin de poder adoptarnos
como sus propios hijos… y como
eres su hijo… te ha hecho
su heredero»
Gálatas 4, 4-7
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«El Señor reconstruye a Jerusalén y trae a
los desterrados de vuelta a Israel. Él
sana a los de corazón quebrantado…
Cuenta las estrellas y llama a
cada una por su nombre. ¡Qué
grande es nuestro Señor!…
¡Su comprensión supera
todo entendimiento!»
Salmo 147, 2-5
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«El que cree en mí tiene vida eterna. Yo soy el
pan de vida. Vuestros padres comieron el maná
en el desierto, y aun así murieron. Éste es
el pan que desciende del cielo para que no
muera quien coma de él… y el pan que yo
daré es mi carne, la cual yo daré
por la vida del mundo»
Isaías 6, 47-51
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«Señor, en el principio echaste los cimientos de
la tierra y con tus manos formaste los cielos.
Ellos dejarán de existir, pero tú permaneces
para siempre. Ellos se desgastarán como ropa
vieja. Los doblarás como un manto y los
desecharás como ropa usada. Pero tú
siempre eres el mismo; tú vivirás
para siempre»
Hebreos 1, 10-12
+
«Acuérdate de enaltecer su obra,la cual los
hombres contemplan… Dios es grande y nosotros
no lo conocemos, ni es posible seguir el curso
de sus años. Él atrae las gotas de agua cuando
el vapor se transforma en lluvia… ¿Quién
podrá comprender cómo se expanden las
nubes y el sonido atronador
de su morada?»
Job 36, 24-29
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«Tú también darás órdenes a naciones que no conoces,
y pueblos desconocidos vendrán corriendo a
obedecerte, porque yo, el Señor tu Dios,
el Santo de Israel, te hice glorioso»
Isaias 55, 5
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«Él los hizo aptos para que participen de
la herencia que pertenece a su pueblo,
el cual vive en la luz. Pues él nos
rescató del reino de la oscuridad
y nos trasladó al reino de su
Hijo amado, quien compró
nuestra libertad”
Colosenses 1, 12-14
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“Y sabemos que Dios hace que todas las cosas
cooperen para el bien de quienes lo aman y son
llamados según el propósito que él tiene para
ellos. Pues Dios conoció a los suyos de
antemano y los eligió para que llegaran
a ser como su Hijo, a fin de que su
Hijo fuera el hijo mayor de
muchos hermanos”
Romanos 8, 28-29
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«Jesús le gritó a la multitud: –Si confían en mí,
no confían solo en mí, sino también en Dios, quien
me envió. Pues, cuando me ven a mí, están viendo
al que me envió. Yo he venido como una luz para
brillar en este mundo de oscuridad, a fin de
que todos los que pongan su confianza en
mí no queden más en la oscuridad»
Juan 12, 44-46
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«Los reyes de la tierra traen tributo a tu templo…
Reprende a estas naciones… que se deleitan en
la guerra. Canten a Dios, reinos de la tierra…
Dios es imponente en su santuario; el Dios
de Israel le da poder y fuerza
a su pueblo»
Salmo 68, 29-35
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«Los ojos del Señor están sobre los que hacen lo
bueno; sus oídos están abiertos a sus gritos de
auxilio. Pero el Señor aparta su rostro de los
que hacen lo malo… oye a los suyos cuando
claman a él por ayuda… él rescata a
los de espíritu destrozado»
Salmos 34, 15-18
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«¡Oh Señor nuestro Dios… Vuelve a reunirnos de
entre las naciones, para que podamos agradecer
a tu santo nombre, alegrarnos y alabarte.
Alaben al Señor, Dios de Israel, quien
vive desde siempre y para siempre»
Salmos 106, 47-48
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«En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para
hermosura y gloria… a los sobrevivientes de
Israel… el que quede en Sión… será llamado
santo: todos los que en Jerusalén estén
registrados entre los vivientes cuando
el Señor lave la inmundicia de las
hijas de Sión y… a Jerusalén
de la sangre derramada en
medio de ella»
Isaías 4, 2-4
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«Señor, en el principio echaste los cimientos
de la tierra y con tus manos formaste los
cielos. Ellos dejarán de existir, pero
tú permaneces para siempre. Ellos se
desgastarán como ropa vieja… los
desecharás como ropa usada. Pero
tú siempre eres el mismo; tú
vivirás para siempre»
Hebreos 1, 10-12
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«Entonces purificaré el lenguaje de todos los
pueblos, para que todos juntos puedan adorar
al Señor… Quitaré al orgulloso y al
arrogante… no habrá más altivez
en mi monte santo»
Sofonías 3, 9-11
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«Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que
pronto se acabará. Su nueva vida durará para
siempre porque proviene de la eterna y
viviente palabra de Dios. Como dicen
las Escrituras: «Los seres humanos
son como la hierba… Pero la
palabra del Señor permanece
para siempre»»
1 Pedro 1, 23-25
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«Y acontecerá que cuando os multipliquéis y crezcáis
en la tierra, en esos días… no se dirá más: ‘¡Arca
del pacto!’… no la echarán de menos ni será hecha
de nuevo. En aquel tiempo llamarán a Jerusalén
Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán
a ella… y no andarán más tras la dureza
de su malvado corazón»
Jeremías 3, 16-17
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«Pues nadie puede poner un fundamento distinto del
que ya tenemos, que es Jesucristo. El que edifique
sobre este fundamento podrá usar una variedad de
materiales: oro, plata, joyas, madera, heno o
paja; pero el día del juicio, el fuego
revelará la clase de obra que cada
constructor ha hecho»
1 Corintios 3, 11-13
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«Oí a Efraín decir: –Me disciplinaste severamente…
Hazme volver a ti y restáurame… Me aparté de
Dios, pero después tuve remordimiento. ¡Me
di golpes por haber sido tan estúpido!
Estaba profundamente avergonzado
por todo lo que hice en los
días de mi juventud»
Jeremias 31, 18-19
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«Estaba ahí cuando puso límites a los mares… Y
también cuando demarcó los cimientos de la tierra…
Yo era su constante deleite, y me alegraba..¡Qué
feliz me puse con el mundo que él creó; cuánto
me alegré con la familia humana! ¡Alegres son
los que me escuchan… Pues todo el que me
encuentra, halla la vida… Todos los
que me odian aman la muerte».
Proverbios 8, 29-36
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«Regresa y ayúdanos, porque somos tus siervos, las
tribus que son tu posesión más preciada. Por poco
tiempo tu pueblo santo poseyó tu lugar santo, y
ahora nuestros enemigos lo han destruido.
Algunas veces parece como si nunca…
hubiéramos sido conocidos
como tu pueblo»
Isaías 63, 17-19
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«¡Alaben al Señor, alaben a Dios nuestro
salvador! Pues cada día nos lleva en sus
brazos… El Señor Soberano nos rescata
de la muerte. Oh Dios… despliega
tu poder… como lo has hecho
en el pasado!»
Salmo 68, 19-20; 28
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«… el Señor de los Ejércitos Celestiales descenderá
para pelear en el monte Sión… se moverá en el aire…
y la protegerá como un ave protege su nido… pasará
sobre ella y la rescatará… los príncipes huirán
al ver sus banderas de guerra, dice el Señor,
cuyo fuego está en Sión y sus llamas
arden desde Jerusalén»
Isaías 31, 5-9
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«¡Ojalá rasgaras los cielos, y descendieras!
¡Las montañas temblarían ante ti… Así darías
a conocer tu nombre entre tus enemigos, y ante
ti temblarían las naciones… Fuera de ti,
desde tiempos antiguos nadie ha escuchado
ni percibido, ni ojo alguno ha visto, a
un Dios que como tú actúe en favor
de quienes en él confían»
Isaías 64, 1-4
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