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En Miqueas 5:7-9 se lee:
«El remanente de Jacob será
en medio de muchos pueblos
como el rocío de YaHWéH,
como las lluvias sobre la hierba,
las cuales no esperan a varón,
ni aguardan a hijos de hombres.
Asimismo el remanente de Jacob será
entre las naciones,
en medio de muchos pueblos,
como el león entre las bestias de la selva,
…
el cual si pasare, y hollare, y arrebatare,
no hay quien escape.
Tu mano se alzará sobre tus enemigos,
y todos tus adversarios serán destruidos».
-> El rocío siempre se asocia a momentos de bendición y de paz, es un símil de la Palabra de Dios/Elohim -YaHWéH- refrescando y renovando nuestro hombre interior. En la geografía de ISRAEL, los frutos maduraban con el rocío, en tanto que los granos precisan de la lluvia. El rocío y la lluvia son las bendiciones que Dios/Elohim promete cuando estamos en comunión con Él (Hebreos 6:7) La lluvia –en la tierra de la promesa- llega a fines de setiembre, como regalo del cielo para ablandar el terrón de los campos resecos por cinco meses de estío con ausencia total de precipitaciones. Las “primeras” lluvias eran impetuosas y arrachadas para romper el terrón. Las “últimas” –en mayo– terminaban de madurar los granos. Una variación en el régimen de lluvias en la geografía de ISRAEL podría acarrear un desastre. Las lluvias y el rocío no dependen de esfuerzo humano -no esperan por varón- para manifestarse. No son fruto de obras de ingeniería (como eran necesarias en Egipto para llevar el agua a los plantíos) sino que vienen exclusivamente de la mano de Dios/Elohim y son su don para su pueblo. Se asocian con los dones espirituales (Isaías 55:10-11). Y dice la cita del inicio que el remanente de Jacob(Efraín) será bendición «en medio de muchos pueblos». Será como el rocío y la lluvia de la Palabra fructificando en la sequedad de las naciones. por la predicación del evangelio de paz.
-> Pero en cambio la imagen de un «león entre las bestias de la selva» -de la que habla la segunda parte de la cita- evoca cosas radicalmente diferentes. La expresión «bestia» se refiere siempre en la profecía a naciones -dominios políticos- no a personas. Y evoca violencia y juicio: guerra. Y el caso es que eso también –además de rocío y lluvia fructificante por ser mensajeros de la Palabra- fue y será el remanente de Jacob(Efraín) «en medio de muchos pueblos». Es que Dios/Elohim -YaHWéH- crea santas paradojas y con ellas teje el paño de la historia. El filo de la palabra divide: la paz del evangelio por un lado, y la paz entre las naciones por otro. Debemos aceptar por fe que mientras el Reino de Dios no esté entre nosotros y «YaHWéH Justicia Nuestra» no reine en Jerusalem. habrá «guerras y rumores de guerras» porque el enemigo no va a desistir de atacar a la descendencia de la mujer (Apocalipsis 12). Y cada vez lo hará con mayor furia «porque le queda poco tiempo».
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Leemos en Abdías 18-21:
«La casa de Jacob será fuego,
y la casa de José será llama,
y la casa de Esaú estopa,
y los quemarán y los consumirán;
ni aun resto quedará de la casa de Esaú,
porque YaHWéH lo ha dicho..».
Este pasaje habla del juicio de YaHWéH sobre Edom, el pueblo de su “anatema” (Isaías 34:5). El Talmud afirma que Edom es, en tiempos modernos, Germania o Alemania. En este sentido este pasaje de Abdías se cumplió con la destrucción de la Alemania nazi -cuando Alemania se convirtió en el anatema del pueblo de Dios- por los aliados. La «casa de Jacob», o la «casa de José» a que se refiere el pasaje no son los judíos o el Estado de Israel actual inexistente en aquellos días, sino los “hijos de Israel/casa de Israel(Efraín)», esto es: EEUU/Inglaterra y sus aliados -la cristiandad- según vimos en estudios anteriores. En la segunda guerra mundial fueron estas naciones aliadas las que dieron cuenta de la Alemania nazi. Pero 50 años después de aquella guerra atroz Edom significa otra cosa: el terrorismo islámico en el mundo y el terrorismo palestino en la tierra de la promesa.
Y así de nuevo el remanente de Jacob(Efraín) esta llamado a ser “llama” y Edom “estopa”. Es duro decirlo así, pero recordemos que el evangelio es para todos y que aun en medio de Edom se predica la Palabra de salvación y Dios/Elohim extiende su misericordia a todos sin excepción. Pero en el plano de la historia de las naciones, su plan de redención tiene que cumplirse y Su Reino bendito venir a existir. Y esto significa que Sus enemigos deben ser abatidos.
La guerra en los días finales es un dato de la profecía, no algo que dependa de nuestras opiniones Lo que esta determinado es la destrucción de los enemigos de Dios/Elohim, no el consenso entre las naciones, por mas que esto aparezca como lo mas querible. No debemos seguir espejismos sin fundamento real, sino llenar nuestra mente con la Palabra profética, que es dura pero veraz. Dios/Elohim es siempre Justo, lo percibamos o no.
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-> El ultimo versículo de Abdías hace afirmaciones muy relevantes para hoy:
«Y subirán salvadores al monte de Sión
para juzgar al monte de Esaú;
y el reino será de YaHWéH».
El «monte de Sión» es, en el sentido espiritual, el remanente de Jacob(Efraín) contenido en “las iglesias de Cristo» -el «trigo» o «las ovejas que oyen su voz» dentro de ellas, que soportarán el fuego de la prueba- pero en el sentido material es el monte que está en el medio de Jerusalem y tiene en su explanada dos símbolos de la religión de Edom: la mezquita de AlAqsa y el «Domo de la Roca».
Y es allí –según Abdías– que deberán llegar salvadores para juzgar estos símbolos de una idolatría que quiere robar al pueblo de Dios/Elohim su teología y su herencia. Y la profecía de Abdías dice que será la «casa de José» y la «casa de Jacob» (Abdías 18) quienes subirán al Monte de Sión para juzgar el entrometido Monte de Esaú encaramado en su cima. Estas expresiones se refieren a los “hijos de Israel(Efraín) con acento en la “casa de José”. En el plano de las naciones de hoy estas expresiones proféticas se refieren a EEUU/Inglaterra y sus aliados. Lo de siempre: las naciones odiadas por la intelligentzia periodística de hoy. Ellas son siempre ejecutoras del plan de redención de Dios/Elohim, y cuando no estén más, es nuestro Señor mismo -el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19- quien romperá el cielo para ejecutar la etapa final.
«Mas en el monte de Sión
habrá un remanente que se salve;
y será santo, y la casa de Jacob
recuperará sus posesiones».
(Abdías 17)
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(Escrito en octubre de 2005)
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