esperamos con mucho anhelo que él regrese… Él tomará nuestro débil cuerpo mortal
y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él
Filipenses 3, 20-21

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Tomado del libro «Del Eden a un Reino de Luz Admirable»

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El libro de Génesis bien podría iniciarse a partir del cuarto versículo del capítulo dos y entonces diría así:

 

“Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que el SEÑOR Dios hizo la tierra y los cielos, y toda planta del campo antes que fuera en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciera; porque el SEÑOR Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni aun había hombre para que labrara la tierra” (JBS)

 

Y nos saltearíamos todo el capitulo 1 más tres versículos del capítulo 2 y así no tendríamos que preocuparnos por explicar la disrupción que existe entre el primer capítulo y el segundo capítulo de Génesis. Porque parece que se tratara de dos relatos diferentes. En el capítulo 1 se establece una secuencia de hechos que van dando forma al Universo y la vida en la tierra terminando con la creación del hombre (ha-adán), “varón y hembra”, hecho “a imagen de Dios”, en el ‘día 6’. Y en continuidad con estos eventos, cerrándolos, en los primeros versículos del capítulo 2 se dice:

 

“Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda su obra que había creado Dios en perfección”

 

Este pasaje es el punto final, el colofón, del acto creativo de Dios/Elohim según venía siendo narrado en el capítulo 1. Pero para nuestra sorpresa todo parece comenzar de nuevo luego de este versículo pero en términos muy distintos. Y aparece así una disrupción en el relato bíblico de la Creación que ha puesto de cabeza a muchos exégetas. Veamos algunas de las notables diferencias entre ambos relatos:

 

>> en el capítulo 1 no hay ‘Jardín del Edén’, de hecho toda la tierra está bajo el dominio o reinado de Adán y su mujer según se lee en el v. 28:

 

“Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo»

 

>> de la lectura de los v. 28 y 29 del capítulo 1 se deduce que había hierba y arboles suficientes para alimentar a todos los animales y aves que por ventura habitaren el reino terrenal que había sido entregado al hombre y la mujer –que luego nos enteramos que se llaman Adan e Isha/Eva-. Pero si leemos Génesis 2, 4 -el versículo que hemos propuesto retóricamente como inicio- nos enteramos que en el momento de la Creación de Adán no había hierba, ni arboles porque aun no había llovido y una niebla vaporosa lo cubría todo. Entonces –se lee- del lodo Dios/Elohim hizo a Adán, luego plantó un huerto, palabra que indica un recinto cerrado, no toda la tierra, y allí puso a Su Creación. Luego se crearon los animales, las aves y finalmente a la mujer como compañera idónea de Adán.

 

>> en el capítulo 1 el hombre y la mujer son creados juntos, luego de los peces, los animales y las aves, pero en el capítulo 2 su creación es separada: Adán primero, luego los animales y las aves, y finalmente Isha/Eva.

 

>> y vimos que en los primeros versículos del capítulo 2, culminando el proceso creativo desarrollado en el capítulo 1, se dice que Dios/Elohim vio que todo Lo había hecho ‘perfecto’. Sin embargo en el segundo relato, cuando se nos habla del Jardín del Edén, se nos dice que allí está el ‘árbol del conocimiento del bien y del mal’, instrumento de la perfidia de Satanás. Y está Satanás que embauca primero a la serpiente y luego a Eva. De modo que había imperfección en el Jardín del Edén ¿formaba parte el mal de la perfección original?

 

Pero además de estas cosas, que son diferencias muy notables, queremos llamar la atención a lo que nos parece más disruptivo entre el capitulo 1 y el 2:

 

>>se dice que Dios/Elohim –YaHWéH- plantó un huerto al ‘oriente’ ¿al oriente de qué? Si Adán y el recinto en el que iba a ser puesto –el Jardín del Edén- fueran las primeras creaciones de Dios/Elohim no estarían al ‘oriente’ de nada sino en el centro ya que es natural pensar que en adelante el Jardín del Edén sería el mojón de referencia para todas las direcciones.

 

>>se nombran cuatro ríos –Pison, Gihón, Tigris y Éufrates-. Y esto nos hace pensar que esos ríos ya eran conocidos por alguien que no era Adán y les habría puesto ese nombre. Y junto con esto se dice que en “la tierra de Havila… hay oro… excepcionalmente puro… resinas aromáticas y piedras de ónice”. Esto no tiene valor alguno para un ser creado en un tiempo virginal en donde todavía no se conocía el comercio ni la forja de metales ¿porqué entonces esta cuidadosa descripción de minerales preciosos que solo tienen significado para una civilización desarrollada? Y también se mencionan dos regiones: Cus y Asiria, que no deberían tener ni nombres ni identificación geográfica alguna si estuviéramos en el principio. Podría alegarse que estos comentarios se hacen según los veía el autor del relato –en este caso Moisés- desde su tiempo, pero se supone que en el texto bíblico no debe de haber agregados superfluos que se presten a confusión ya que todo está guiado por el Espíritu Santo. Y mucho menos en una sobria descripción de los inicios de todo.

 

Estas son algunas de las muy extrañas diferencias entre el capitulo 1 y el capitulo 2 que ciertamente reclaman una aclaración. Y el hilo para resolver este intríngulis puede encontrarse en el versículo que propusimos retóricamente como inicio del relato de la Creación (Gen 2, 4) en donde se dice:

 

“el día que el SEÑOR Dios hizo la tierra y los cielos, y toda planta del campo antes que fuera en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciera”

 

Véase que aquí se está afirmando una ‘existencia antes de la existencia’ y esto no debemos pasarlo sin más porque envuelve un enorme misterio. Veamos: en el capítulo 4 comentamos que, en ocasión del entierro de Adán, Dios/Elohim envió a Sus Arcángeles -Gabriel, Uriel y Rafael- a buscar en el ‘tercer cielo’ ropas y fragancias adecuadas para hacer un entierro modelar para la primera y única Criatura que es ‘imagen de Dios’. Recordemos lo que el Creador dijo a Sus Arcángeles en esa ocasión:

 

«Vayan al Paraíso en el tercer cielo, y traigan ropa de lino para cubrir el cuerpo de Adán y traigan el aceite de la fragancia y viértanla sobre él. Y de este modo hicieron los tres grandes ángeles y lo prepararon para el entierro”

 

Y decíamos que el tercer cielo parecía ser como un depósito de la ‘Creación antes de la Creación’ que aquí es llamado ‘Paraíso’. Y esta es la cita completa de lo que comentamos en esa ocasión:

 

“es como si hubiera una dimensión o ámbito en donde están las esencias de todo lo que se manifestará en la tierra a su tiempo según el Plan divino, es decir, un depósito celestial de cosas futuras”.

 

Y es allí –en el tercer cielo/Paraíso- en donde estaría “toda planta del campo antes que fuera en la tierra” que mencionamos. Y esas esencias o sustancias de todas las cosas antes de su existencia son naturalmente perfectas, sin mácula del mal, ‘paradisíacas’. Por esto Dios/Elohim dice que toda su obra había sido creada ‘perfecta’, se estaba refiriendo a lo creado en el tercer cielo/Paraíso. Y esto es lo que describe el capitulo 1: una gran Maqueta o Plan Maestro de la Creación de “los cielos y la tierra”, ordenado en siete etapas/días. Y la Séptima etapa es la Contemplación de todo lo creado. Por eso el séptimo día fue declarado santo para siempre:

 

“Dios bendijo el séptimo día y lo declaró santo, porque ese fue el día en que descansó de toda su obra de creación”

 

Dios/Elohim descansó en ese día/etapa de elaborar el Plan Maestro de la Creación. Es como un arquitecto que por fin culmina los planos de una gran obra, que aun no está ejecutada pero ya se percibe su esplendor y belleza, y entonces se sienta a contemplar el trabajo documentado en una multitud de planos y dibujos con especificaciones minuciosas de detalles. Como una digresión digamos que para los cristianos todos los días de la semana son santos, o de Descanso, ya que Jesús/Yeshua es el Señor del sábado (Mar 2, 28) y los redimidos estamos “en Cristo”. Pero antes de la revelación del Hijo de Dios en carne –misterio de nuestra fe- debía de guardarse ese día séptimo con santa devoción ya que era una referencia imperecedera a la Creación y a su Autor, algo así como la firma indeleble que daba sello de autenticidad a todo. De hecho la semana tiene siete días desde el origen de la humanidad y si bien se hizo un intento por cambiar ese número en la revolución francesa esto terminó en un rotundo fracaso ya que hasta los caballos se resentían por falta de descanso en esa ‘semana revolucionaria’ de diez días pergeñada con el afán de eliminar toda referencia bíblica en la sociedad ya que se pretendía fundar un nuevo orden ateo a sangre y fuego. Los siete días de la semana son un orden divino antes de todo orden, un orden primordial. Como un pentagrama en el que pueden escribirse infinidad de melodías existente antes que todas ellas. Y saliendo de esta digresión, volviendo al hilo del razonamiento que estábamos siguiendo, digamos que en el capítulo 2 del Génesis el relato de la Creación ‘toca tierra’, es decir, en el se describen las acciones destinadas a que las esencias definidas y guardadas en el tercer cielo/Paraíso se concretasen en la dimensión terrenal. Y esta ejecución del Plan Maestro se organiza en un orden totalmente diferente al del capítulo 1 así como la ejecución de un edificio implica lidiar con un tipo de cosas muy diferentes a las que llevaron a la concepción del Anteproyecto en la tabla de dibujo del arquitecto. En un caso se organizan ideas y en la ejecución se lidia con cemento, hierro y ladrillos.

 

Analicemos esto más de cerca: para que Adán e Isha/Eva reinaran sobre toda la Creación como estaba establecido en el Plan Maestro era necesario primero que fueran libres, de lo contario no serían ‘imagen’ de Su creador sino seres robóticos. Y para ser libres era necesario que transcurriera un período de tiempo en el que ejercieran el ‘libre albedrío’ de optar entre la obediencia y la desobediencia. Es decir, el libre albedrío no es una foto sino una película de largo metraje. Y para eso, para el cumplimiento de lo indicado en el Plan Maestro, era necesario la presencia del ‘árbol del conocimiento del bien y del mal’ y del Instigador de la rebeldía –la serpiente antigua- ya que Dios/Elohim no puede incitar a la desobediencia de Si Mismo. Por eso, aunque suene extraño decirlo, Satanás formaba/forma parte del Plan Maestro de Dios/Elohim para crear una Criatura libre. Y por eso, cuando Adán e Isha comieron del fruto prohibido a instancias de Satanás, Dios/Elohim exclamó: “Miren, el hombre se ha vuelto como nosotros, con conocimiento del bien y del mal” ¡y ese era el Propósito buscado, lo que estaba definido en el Plan Maestro guardado en el Paraíso! Pero como en estado de rebeldía Adán e Isha/Eva no podían ser eternos ya que se habían convertido en vasallos de Satanás y con los portentosos atributos que poseían tendrían capacidad para manchar de rebeldía a toda la Creación -¡no olvidemos que la naturaleza original de Adán e Isha era tan Excelsa que les servían ángeles y Arcángeles!- fue necesario decretar el despojo de su cuerpo de Gloria y su exilio del Jardín del Edén iniciando así el doloroso peregrinaje en el que aun nos encontramos. Y a esto se suma que Adán e Isha eran eternos en el Jardín del Edén ya que podían comer del fruto del ‘árbol de la vida’ (que no estaba prohibido) y en estado de rebeldía no podía permitirse que lo fueran. Entonces fueron echados del Jardín, despojados de su cuerpo de Gloria y separados del fruto dque les otorgaba vida eterna convirtiéndose así en sufrientes mortales. ¡Traumático cambio de situación!

 

Pero hubo Promesa de que el cuerpo de Gloria y la vida eterna les serían devueltos a una descendencia justa de ellos (porque se les reveló que tendrían descendencia, cosa que hasta el momento del exilio no sabían). Y se entiende por ‘descendencia justa’ a la que hubiera demostrado obediencia en libertad para elegir entre el bien y el mal. Y ese remanente –porque no sería toda su descendencia- retornaría a la Gloria original que tenían en el Jardín del Edén y obtendrían vida eterna y así podrían asumir el Reino mundial que habia sido suyo y habían cedido a Satanás. Entonces se cumplirá el Plan Maestro guardado en el tercer cielo/Paraíso que es relatado en el capítulo 1. Claro que el ámbito de la descendencia justa de Adán y Eva –incluyéndolos- no sería un Jardín, sino la tierra toda. Y el Gran Rey de ese reino recobrado, El que sería Cabeza de esa descendencia justa, será Dios/Elohim encarnado –el Hijo- que antes se habría dado en rescate por la desobediencia de Adán derrotando así la muerte que había sido decretada sobre él (1 Cor 15, 45). Y ese Rescate/Sacrificio vicario sabemos que fue ejecutado en el más vil instrumento de tortura que se haya inventado, precedido de crueles laceraciones corporales y que incluía vergüenza pública, para que de este modo pagara por los pecados del más abyecto de los convertidos –como Damián, el ‘malhechor bueno’ crucificado a su lado-. Todo esto estaba definido en el Plan Maestro original (Ap 5, 9-10). Y también que el Crucificado fuera devuelto a la Vida y la Gloria celestial por Su Padre siendo el primero del remanente santo de la ‘raza adámica’ que volvería a la Gloria según la Promesa.

 

Y del mismo modo que un remanente justo/justificado de Adán será restaurado a la Gloria del Jardín del Edén, la Creación será liberada de la maldición que pesa sobre ella (nota 1), según se dice en Romanos 8, 20:

 

“Contra su propia voluntad, toda la creación quedó sujeta a la maldición de Dios. Sin embargo, con gran esperanza, la creación espera el día en que será liberada de la muerte y la descomposición, y se unirá a la gloria de los hijos de Dios”

 

Y entonces se habrán hecho efectivas todas las cosas establecidas en el Capítulo 1 guardadas el tercer cielo/Paraíso –que sabemos que fue visitado por el apóstol Pablo (2 Cor 12, 2)-. Y habrá un reino universal para la Criatura ‘imagen de Dios’ que será presidido por el Mesías/Mashíaj de ISRAEL, verdadero Hombre y verdadero Dios, Descendencia del rey David y Sumo Sacerdote eterno a la manera de Melquisedec.

 

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Yendo ahora al final, se dice en Apocalipsis 14, 6-7:

 

“Y vi otro ángel volar por en medio del cielo, que tenía el Evangelio eterno para que evangelizara a los que moran en la tierra, y a toda nación y tribu y lengua y pueblo, diciendo en alta voz: Temed a Dios, y dadle gloria; porque la hora de su juicio es venida; y adorad a aquel que ha hecho el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas”

 

Esta quizás sea la verdadera ‘nueva evangelización’ que podría llamarse evangelización final o ‘in extremis’ que sucede luego de la manifestación de los 144.000 justos que son los que “siguen al Cordero dondequiera que va… comprados de entre los pueblos de la tierra como primicias para Dios y para el Cordero”. Es decir que luego de la manifestación de las primicias del remanente justo va a haber un último empuje –para salvación o condenación- antes del Juicio Final. También se lee en Filipenses 2, 9-10 que al Gran Rey venidero Dios/Elohim “le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús SE DOBLE TODA RODILLA de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra…”

 

¿Percibe el lector el significado de “lo exaltó hasta lo sumo”? Quiere decir que nada en el Universo, ninguna criatura que por ventura habite en el, tendrá rango superior a Jesús –YaHWéH Tsidkenu”- y a Sus redimidos/reyes y sacerdotes. En el corto plazo estamos despojados de Gloria y en peregrinación por un mundo hostil, somos sometidos a prueba, pero cuando entremos en el Descanso nuestra posición en el Universo será similar a la del Cordero al Cual seremos semejantes y del Cual seremos colaboradores (1 Pe 2, 9) ¿Despertó el lector a esta verdad? Se dice en Efesios 2:4-6 que Dios/Elohim “nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús» ¡Así de cerca estaremos los redimidos del Trono Celestial! ¡Sentados y en victoria en posición de reyes! ¡Aleluya!

 

¡Exaltado sea el Trono de Dios y del Cordero por toda la eternidad!

 

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nota 1): la Creación, que ahora llamamos ‘medioambiente’, está sujeta a corrupción, y por eso no tendrán efecto apreciable los esfuerzos que por ventura hagamos para restaurarla a su pureza original. Naturalmente que es de buena ética evitar que las cosas empeoren o corregir lo que podamos pero la restauración de nuestra ‘Casa Común’ solo vendrá con el advenimiento del Reino y la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

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