esperamos con mucho anhelo que él regrese… Él tomará nuestro débil cuerpo mortal
y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él
Filipenses 3, 20-21

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Viene de:
‘El terrible día de la Ira/retribución (I)’

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Pero una visión más amplia de este terrible día incluye a muchos que hoy son protagonistas en el mundo occidental y que también hostigan al remanente –aunque hay regímenes en otros lugares del planeta completamente impíos que masacran a la ‘Hija de Sion’ y que no son de ‘Edom’-. Leamos Isaías 2, 12-17:

 

pues el Señor de los Ejércitos Celestiales tiene asignado un día de juicio. Él castigará al orgulloso y al poderoso y derribará todo lo que esté enaltecido

 

aquí vemos que se incluye como objeto de esa Ira al orgulloso y poderoso de este mundo, y esto abarca regímenes dictatoriales sustentados en una ‘ideología’ y/o culto a la personalidad–generalmente ambas cosas-. Y sigue:

 

aplanará las altas montañas y todas las colinas elevadas. Derribará cada torre alta y cada muro fortificado. Destruirá todos los grandes barcos mercantes y todas las naves magníficas. El orgullo humano será humillado, y la arrogancia humana será rebajada

 

que es una expansión del mismo concepto: el orgulloso y enaltecido confiante en su sola fuerza será derribado. ¡Y cuántas cosas caben en este objeto de la Ira final: el sistema financiero mundial, el comercio mundial, la vida lujosa y disoluta, el poderío bélico y todas las elites de poder a la vista o en las sombras. Todas estas cosas serán derribadas. Esto quiere decir que las columnas de la cultura impía desaparecerán. Y el pasaje termina:
«solo el Señor será enaltecido en aquel día de juicio». Se acerca entonces un tiempo de demolición de todo lo existente para fuego instalar el glorioso reinado del remanente/ISRAEL DE DIOS/JEZREEL. Y esto naturalmente estará acompañado de conmoción universal:

 

se hace pedazos la tierra, en gran manera se agrieta, con violencia tiembla la tierra… pesa sobre ella su transgresión, y caerá, y no volverá a levantarse

 

El mundo tal como es hoy no existirá más. Y este pasaje de Isaías 24, 19-21 termina en un colofón que alude a que el Castigo se extenderá a zonas celestes en donde hay creciente nerviosismo:

 

y sucederá en aquel día, que el SEÑOR castigará al ejército de lo alto en lo alto, y a los reyes de la tierra en la tierra…

 

En Lucas 21, 26 se alude a lo mismo: “los poderes de los cielos serán conmovidos”. Y en la total oscuridad decurrente de este Castigo -¿los tres días de oscuridad?- emergerá un resplandor sobre Jerusalem:

 

¡levántate, Jerusalén! Que brille tu luz para que todos la vean. Pues la gloria del Señor se levanta para resplandecer sobre ti!

 

es lo que se lee en Isaías 60, 1-3 que continua así:

 

una oscuridad negra como la noche cubre a todas las naciones… reyes poderosos vendrán para ver tu resplandor

 

Luego se habla del retorno del remanente/ ISRAEL DE DIOS/JEZREEL:

 

¡levanta los ojos, porque todo el mundo vuelve a casa! tus hijos llegan desde tierras lejanas; tus hijas pequeñas serán traídas en brazos

 

Y, junto con ellos, las riquezas de las Naciones comenzarán a afluir hacia una nueva Jerusalem y su nuevo Templo. De modo que después de la aniquilación de ‘Edom’ y la terrible conmoción de este mundo se instalará un nuevo orden –no el imaginado por los hombres que colapsará- que será el reinado del ISRAEL DE DIOS. ¡Y Dios morará con Su Pueblo! congregado de nuevo a su tierra en el segundo Éxodo de ISRAEL (Is 10, 21). Todos estos eventos son nuestra viva esperanza aunque relatarlos quite el aliento. Nadie puede sensatamente pensar que el hombre logrará paz, justicia y gozo universal por medios políticos humanos. Y los ‘cristianos’/israelitas redimidos seremos ciertamente liberados de la Ira venidera (1 Tes 1, 10; Ap 3, 10). Es más, mientras se conmociona este mundo estaremos celebrando las Bodas celestiales del Cordero antes de retornar a la tierra de nuestros ancestros que será restaurada/transmutada –Sion en Gloria- para ser sede resplandeciente del Reino de ISRAEL/JEZREEL. Será el milenio/athid lavo y se cumplirá a cabalidad lo profetizado por María/Myriam ante su prima Elizabeth:

 

ayudó a su siervo Israel y no se olvidó
de ser misericordioso. Pues lo prometió
a nuestros antepasados, a Abraham y
a sus descendientes para simpre

(Luc 1, 54-55)

 

¡Amén y Maranatha, ven Jesús!

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