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11/11/13
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by Gary Wilkerson
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«Todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto» (Génesis 26:4-5).
«Guardó» es una palabra clave en este pasaje porque la obediencia trae bendición. Das un paso de fe y dices: «Dios, esto es difícil y ni siquiera estoy seguro de que lo pueda hacer». Pero das el paso y dices: «Dios, voy a obedecer» y cuando lo haces, las ventanas de los cielos se abrirán para ti. La gracia nos da el poder para hacer lo que Dios nos llama a hacer.
Somos llamados a ser un pueblo santo, a ser apartados, a ser reverentes al Señor, a obedecer Sus mandamientos. A menudo, la desobediencia nos priva del favor, de la bendición y del cumplimiento de la obra que Él quiere hacer en nuestras vidas.
No importa lo que Dios te diga que hagas, obedécele. Si te dice que des, obedécele. Si te dice que vayas, obedécele. Si te dice que te quedes, obedécele. No vivas de acuerdo a lo que tú quieras hacer, vive de acuerdo a lo que Dios quiere que hagas y descubrirás que las bendiciones vienen a ti, sobre ti y alrededor de ti. Las cosas que toques serán bendecidas por el Señor.
«Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno» (versículo 12). Vemos que Isaac sembró y cosechó una gran cosecha. Dios no está ansioso o enojado acerca de la economía de los Estados Unidos. Él no está preocupado por lo que está pasando en tu trabajo o en tu hogar. ¿Por qué? Porque Él tiene toda la capacidad, todos los recursos, todo el poder en el cielo para satisfacer todas tus necesidades conforme a Sus riquezas en gloria.
Dios quiere que sepas que Él te está bendiciendo. Así es Su corazón. Deshazte del concepto de un Dios irritado, pasado de moda, que está en el cielo esperando que cometas un error para poder quitarte cosas. ¡No! Dios quiere darte el poder de ser obediente porque Él ama bendecirte.
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