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Hemos visto que la intervención en Afganistán fue -en misterio- un encuentro de hermanos separados luego de varios traumas en su relación, y que esto abre el tiempo de la reunión final del remanente de las doce tribus de Jacob/Israel, en el «día de Jezreel» (Oseas 1:11). Pero el enfoque cambia en el caso de la intervención en Irak. Esta es -en su matriz profética- el pago a la cautividad sufrida por el norteño reino de Israel(Efrain) a partir del año 722 A.C., cuando el emperador asirio Sargon II «llevó a Israel cautivo a Asiria, y los puso en Halah, en Habor junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos» (2 Reyes 17:6; 18:11). Y ese pago o retribución a «Asiria» sería en los días finales, esto es, en estos días. Esto es lo que se profetiza en Isaías 14:2:
«Porque YaHWéH tendrá piedad de Jacob,
y todavía escogerá a Israel,
y lo hará reposar en su tierra;
y a ellos se unirán extranjeros,
y se juntarán a la familia de Jacob…;
y cautivarán a los que los cautivaron,
y señorearán sobre los que los oprimieron»
Isaías 14:1-2
De modo que la intervención en Irak no es ya un encuentro entre hermanos, como en el caso de la intervención en Afganistán, sino una retribución de YaHWéH por el cautiverio de su pueblo. Por eso es doloroso, provocador de disensos, y traumático todo lo que se refiere a la intervención en Irak, porque es ajeno a la lógica de la política internacional actual que busca situaciones de consenso (aunque, como en el caso de Saddam, este ya era imposible aun para la ONU). Y esta es también la causa por la que YaHWéH no permitió que esta intervención fuera una resolución clara de las Naciones Unidas -aunque de hecho la resolución 1441 la autorizaba- sino algo ajeno a esa organización y estrechamente relacionado con «Efrain» , esto es, (los EE.UU./Inglaterra) (nota 1).
Si miramos hacia atrás, vemos que el pago al cautiverio de Juda por Nabucodonosor fue la invasión de Ciro sobre Babilonia -538 A.C.- y la consecuente destrucción de su poder político imperial. Pero el pago a la cautividad de «Efraín»/»hijos de Israel»/»casa de Israel» que estamos estudiando es mucho mas complejo que aquel ya que el retorno de los «hijos de Israel(Efraín)» a su tierra -en realidad de un un remanente salvo de Israel- se cumpliría al final de los tiempos y no setenta años después de iniciado el cautiverio como fue el caso de Judá en Babilonia.
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Analicemos detenidamente el pasaje antes citado: Isaias 14:1-2, especialmente su última parte:
«y cautivarán a los que los cautivaron,
y señorearán sobre los que los oprimieron»
El actual Irak cubre los territorio matrices del Imperio Asirio y el Imperio Babilonio. Saddam nació en Tikrit, el norte, en la región correspondiente al Imperio Asirio (nota 2). Pero, sin embargo, decía ser la «reencarnación» de Nabucodonosor -el «Rey de Babilonia»- y por esta razón es que se proponía reconstruir la antigua ciudad de Babilonia desde donde quería «oficiar» como Rey del Mundo cuando viera cumplidos sus deseos de anexión de los países vecinos y exterminado el Estado de Israel (nota 3). De modo que Saddam nació en los territorios de la antigua Asiria, pero por sus ambiciones se identificaba con la antigua Babilonia. Representa así a los dos poderes opresores del pueblo de ISRAEL.
El pasaje comienza diciendo que YaHWéH tendrá «piedad de Jacob», frase siempre previa a la afirmación de que Él lo recogerá de entre las naciones lo cual hace referencia a los días que esperamos. Y sabemos que desde el lugar de su cautividad, «Efraín» emigró hacia occidente a partir del siglo V A.C. (ver «Soplados por el viento solano»), cubriendo en sucesivas oleadas el territorio central de la hoy Europa. Y que descendientes de Efrain(Israel) -irlandeses, escoceses e ingleses– ya convertidos al Mesías de ISRAEL emigraron a América del Norte y fueron los patricios de los actuales EE.UU..
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Pues bien: ¿quién ocupó la ciudad de Babilonia «reconstruida» que iba a ser la gloria de Saddam? ¿De quienes son las banderas que allí flamean -o lo hacían hasta hace poco tiempo cuando era el cuartel de la «zona centro» de las tropas de ocupación-? Pues de los descendientes de aquellos que fueron llevados cautivos y que llegaron con el correr de los siglos hasta las «extremidades de la tierra» y de allí volvieron poderosos cumpliendo (sin saberlo ya que hablamos de un plan que abarca milenios) con la retribución de YaHWéH sobre quienes cautivaron a Su pueblo.*
(escrito en el 2005)
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nota 1) recordemos que el presidente Bush declaro que sintió «un mandato de Dios» para intervenir en Irak y derrotar a Saddam, cosa que se interpreto irónicamente de acuerdo al crisol agnóstico y ateo de nuestros días, pero que en el contexto que estamos analizando tiene su sentido. En especial la intervención de Irak, que cumple varios perfiles de la profecía, no podía ser fruto de una decisión de las naciones –ONU- sino de Dios/Elohim mismo. Todas las «guerras» después del 11-S tienen una matriz profética en el AT por eso son absolutamente ajenas al pensamiento político de nuestros días y aparecen como «cosa extraña». Es que el tiempo de las naciones -y los raciocinios que lo sustentan- está llegando a su termino.
nota 2) en realidad la puja entre asirios y babilonios era la puja entre los habitantes de las tierras altas de Mesopotamia y las poblaciones del valle, hoy todos unidos dentro de los limites del moderno Irak. Cuando nos movemos en las cuencas del Eufrates y el Tigris estamos volviendo a los orígenes de la historia.
nota 3): hoy la ciudad semi-reconsturida de Babilonia es, en realidad, una gran maqueta muy incompleta, un pálido recuerdo de aquella que fue la «joya de los caldeos». La puerta de Istar reconstruida por Saddam -por ejemplo- guarda una relación de 1/5 con la original. Sus palacios reconstruidos no resisten comparación con los originales. Aun así hace unos años Saddam llamó a concurso de ideas para que alguien imaginara como pudieron ser los sistemas de riego que hacían de los «jardines colgantes» de la antigua Babilonia, una de las maravillas del mundo antiguo. Si hubiera reconstruido esos jardines (que nadie sabe a ciencia cierta como eran) el «parque temático» de Babilonia estaría listo para ambientar su locura. Pero el hecho de que la ciudad de Babilonia no haya podido ser «reconstruida» debido a la intervención de que analizamos por quien decía ser la «reencarnación» de Nabucodonosor, es, en si mismo, otro cumplimiento profético, ya que la Palabra afirma claramente que nunca sería reconstruida.
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