y temerán a YaHWéH y a su bondad
al fin de los días
Oseas 3, 5
Dios siempre tiene una mano extendida esperando que la tomemos para acogernos a Su Amor. Dice Lucas 15, 20:
y cuando aún estaba lejos,
lo vio su padre,
y fue movido a misericordia,
y corrió, y se echó sobre su cuello,
y le besó
El hijo descarriado estaba lejos pero el padre lo vio -esperaba su retorno- y corrió hacia él. Y lo besó aunque estaba sucio del camino, luego le puso vestimentas nuevas y restituyo todos los honores de hijo. Si encaminamos nuestros pasos de retorno al Padre, Su Misericordia lo llevara a correr hacia nosotros. La bondad de Dios esta disponible para ti hoy, y esta disponibilidad y Su deseo por darte vestidos nuevos, y ponerte un anillo de fidelidad en tu mano, debería guiarte al arrepentimiento si te encuentras ahora lejos de Él. Si lo estás encamina tus pasos en la dirección contraria como el hijo de la parábola -que eso quiere decir arrepentimiento– y el Amor sobre todo amor se moverá hacia ti, te sacara tus harapos y te pondrá vestiduras de príncipe.
Jeremías estaba en el fondo de un pozo -una cisterna- con los pies hundidos en el barro. Pero apenas suspiró fue oído en su desesperación y angustia y Dios/Elohim -YaHWéH- lo liberó: «no escondas tu oído al clamor de mis suspiros». Él esta atento ahora a tu pedido de socorro aunque creas que tus circunstancias te han puesto un lazo del que no puedes escapar. Leamos Lamentaciones 3, 53-56:
ataron mi vida en cisterna,
pusieron piedra sobre mí;
Aguas cubrieron mi cabeza;
yo dije: Muerto soy.
Invoqué tu nombre, oh YaHWéH,
desde la cárcel profunda;
Oíste mi voz; no escondas tu oído
al clamor de mis suspiros
Y cuando Dios/Elohim se manifieste para dar fin el gobierno de los hombres y sea establecido el Reino de los Cielos -que es el Tabernáculo de David entre los hombres- en la gloriosa Sión venidera, es decir, cuando ‘YaHWéH Justicia Nuestra’ more con Su pueblo compuesto por un remanente escogido de todo pueblo, raza, lengua y nación (Ap 5, 9), las naciones que hubieran sido salvas (Ap. 21, 24), corrido ya el velo que opaca su vista, temerán y admirarán en grado sumo ‘Al que habita en Jerusalem’ (Eze 48, 35) porque habrán percibido la profundidad de Su Justicia y Amor que excede todo entendimiento.