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En otro estudio nos referimos al episodio, único en la historia (nota 1), que comienza cuando las envalentonadas tropas de un ejército de ocupación a punto de dominar el último bastión de la resistencia -la ciudad de Orleans- reciben por detrás de sus fortificaciones una iracunda carta dirigida a su jefe, atada a una flecha, que decía entre otras cosas:
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“si no (te retiras) yo soy la capitana, y en cualquier sitio que llegue hasta tus tropas las haré marchar”
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Y cuando se asomaron para ver quién era capaz de esa insolencia vieron a una jovencita de mejillas sonrosadas enfundada en una armadura y portando un estandarte que honraba a Jesús y María seguida de un ejército de 10.000 hombres. Era la entrada en la historia de la maravillosa Juana de Arco invocando una misión del Cielo y sucedía el 5 de mayo de 1429. E imagino el estupor de aquellos aguerridos soldados -y su jefe- siendo desafiados de ese modo. Es mas, esta irrepetible escena viene a mi como sumergida en una bruma a medio camino entre la historia y una zaga novelesca -que no es-. Y la jovencita -virgen naturalmente- finalmente derrotó a las tropas invasoras y liberó la ciudad sitiada siempre afirmando que seguía locuciones del Cielo y reconociendo la ayuda del arcángel Miguel. Y este episodio es cruda y lata historia aunque no se entienda segun los parametros racionales corrientes. Y por su singularidad creo que el Autor de la Historia quiso decirnos algo a los justos de estos días.
Pero terminemos de relatar la misión del Cielo encomendada a nuestra jovencísima capitana: debía entronizar al rey francés que había sido acorralado por los invasores conduciéndolo sano y salvo a la catedral de Reims, en donde se realizaría la ceremonia que le daría una legitimidad que no podría ser desconocida de acuerdo a los padrones de la época. Pero para eso era necesario atravesar territorio ya conquistado por los invasores, es decir, en poder del enemigo, cosa que hizo con similar arrojo y determinación -y ayuda del Cielo- a la demostrada cuando la liberación supuestamente imposible de la amedrentada ciudad de Orleans (nota 2).
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Finalmente Carlos VII fue coronado rey de Francia, la misión de Juana se cumplió a cabalidad y ella se arrodilló reverente ante él. Y los invasores que hasta poco tiempo antes se sentían victoriosos y sin contestación pasaron a la defensiva y finalmente se retiraron derrotados (nota 3).
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El caso es que la cristiandad de hoy, especialmente en países europeos en donde esta siendo severamente atacada, puede mirar hacia ese episodio como un ejemplo de lo que muchas veces nos cuesta entender: una Capitana precederá al Rey venidero -y a Su Reino-. Y véase que la Virgen -que Ella es- se muestra en sus apariciones con la misma edad que Juana y obediente a similares Voces y recibiendo el auxilio del arcángel Miguel también invocado por Juana solo que esta vez bajo sus órdenes. Y nos parece que Dios/Elohim en Su misericordia quiso dejarnos este ejemplo de Juana de Arco como una sombra terrenal imperfecta con respecto al original pero extremamente sorprendente e imposible de explicar para la historiografia atea de modo que entendiéramos el rol de quien ha de conducir a la cristiandad hacia la Victoria expulsando las fuerzas de ocupación y entronizando un Rey. Porque hoy las fuerzas impías han tomado los reductos principales del poder: la educación, los medios de comunicación y la política. Y están confinantes pensando que el cristianicidio final es solo cuestión de tiempo, mostrando un envalentonamiento similar a las tropas invasoras de marras. Esto se insinuaba ya con claridad antes de la ‘pandemia’ pero a partir de ella las Iglesias fueron cerradas, la Eucaristía presencial -¿hay otra?- suprimida y las condiciones para la reapertura de los cultos son humillantes. ¿Y quién puede luchar por nosotros cuando el mismísimo Vaticano y la mayoría de los obispos se muestran sumisos a los poderes de este mundo?
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Y es entonces que la epopeya de Juana -que lleva el nombre del precursor y primer anunciador del evangelio (Luc 16, 16)- nos recuerda que las fuerzas de ocupación pueden ser derrotadas por seguras de sí mismas que parezcan a partir de personas al parecer frágiles de apariencia si militan en el bando del Altísimo. Tal vez pensaríamos que el encargado celestial de liberarnos de las garras que hoy quieren estrangularnos fuera un ser angélico de aspecto terrible. Pero no, se trata de la dulcísima Madre de Jesús/Yeshua -y Madre nuestra-. Dios/Elohim siempre nos sorprende aunque encontramos numerosos ejemplos de madres que mostraron singular bravura en la defensa de sus hijos, tanto entre las fieras como en quienes fuimos creados a semejanza de Dios/Elohim. E incluso, para abundar más en el símil -aunque no queremos llevarlo a extremos que lo desvirtuarían- el rey de Inglaterra de entonces termino encerrado en una mazmorra y luego ajusticiado ¿No nos recuerda esto lo que sucederá con nuestro Enemigo, encarcelado primero y muerto después?
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Se lee en las locuciones al padre Gobbi:
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“Yo misma seré la Capitana de este ejército. Lo estoy formando ahora en el silencio y en la intimidad… preparándolos para las próximas batallas del Reino de Dios. No haya un jefe entre vosotros: Yo misma seré vuestra Capitana… Yo pensaré en todo”
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y estas podrían ser palabras (que efectivamente dijo) de nuestra brava Juana a las tropas que el Rey había puesto a su comando. Y siguiendo con esas locuciones también leemos:
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“El Reino glorioso de Cristo será precedido por una gran tribulación, que servirá para purificar a la Iglesia y al mundo, y para conducirlos a su completa renovación. Jesús ha iniciado ya su misericordiosa obra de renovación con la Iglesia, su esposa. Varios signos os indican que ha llegado para la Iglesia el tiempo de la purificación: el primero de ellos es la confusión que reina en ella… donde se ha subvertido todo en el campo dogmático, en el litúrgico y en el disciplinar” 28/01/1979
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que es una descripción precisa de lo que efectivamente está sucediendo ahora y nos hace confiar que se nos esta entendiendo y no estamos solos. Y más adelante esta confianza se ensancha:
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“En estos tiempos, permanecerá en la Iglesia Católica un pequeño resto fiel a Cristo, al evangelio y toda su Verdad. El pequeño resto, formará un pequeño rebaño, custodiado todo en lo profundo de mi Corazón Inmaculado” 11/06/1988
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¿Tiene dudas de incorporarse a este pequeño resto que resistirá hasta el final, estimado lector? Y levantando la vista se nos dice:
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“Ya estáis a punto de llegar al término más doloroso y sangriento de la purificación que se desarrollará en estos años antes del gran triunfo de mi Corazón Inmaculado con la venida del Reino glorioso de Jesús a vosotros” 09/11/1984
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y por todo esto vale este consejo para discernir nuestros pasos en medio de la oscuridad que se vuelve más y más densa:
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“Déjense llevar por Mí… lean conmigo los signos del tiempo y vivan en la paz de Mi Inmaculado Corazón y en la confianza” 31/12/1992
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¿No nos inundan estos mensajes de certeza de que a pesar del feroz ataque al evangelio por fuera y dentro de la Iglesia saldremos más que vencedores? Son locuciones del Cielo, del mismo lugar de donde procedían las Voces que llevaron a Juana de Arco a la Victoria contra toda circunstancia externa y aun interna debido a las intrigas de los anonadados y celosos militares y consejeros reales que fueron puestos bajo su comando.
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Veamos algo: los cuatro evangelios narran la entrada triunfal de Jesús/Yeshua en Jerusalem al inicio de la Semana de Pascua. Leemos en Juan 12, 12-13:
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al oír que Jesús llegaba a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirlo
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y venía sentado en un burrito, una diminuta cabalgadura ya que no podía hacerlo en un brioso corcel porque en esos días los que se encontraban en Jerusalem para las fiestas -el pueblo judío- era solo una parte pequeña de Su Pueblo. La mayoría, es decir, las diez tribus del norte excomulgadas y dispersas estaban mezcladas con las Naciones y por eso, por Jesús/Yeshua desplazarse encima de un burrito -lo que significa que el Reino todavía no estaba próximo- pudo andar por el colchón de palmas que lo precedía y que es una figura profética.
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En la visión del templo de Ezequiel, que se refiere al milenio, leemos:
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todas las paredes estaban decoradas con querubines tallados, cada uno con dos caras, y había una palmera tallada entre cada querubín. Una cara —que era de hombre— miraba hacia la palmera de un lado; la otra cara —de un león joven— miraba hacia la palmera del otro lado. Las figuras estaban talladas por todo el interior del templo, desde el piso hasta la parte superior de las paredes, incluido el muro exterior del santuario.
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y también figuras de palmeras decoraban las antesalas/puertas que daban al atrio exterior. Solo ellas eran el elemento decorativo en ese templo. En el caso del santuario según se relata los querubines tenían dos caras, una de hombre y otra de león, mirando cada una de ellas hacia una palmera. Esto es una obvia referencia al Hijo del Hombre/León de Judá. Pero lo que queremos concluir es que las palmeras poseen un significado simbólico/sagrado que debemos discernir. Leemos en Wikipedia:
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“La rama de la palma es un símbolo de victoria, de triunfo, de paz y vida eterna que se origina en el antiguo Oriente Próximo y el mundo mediterráneo”
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De modo que el colchón de palmas que Jesús/Yeshua -nuestro Señor- necesitó atravesar montado en su burrito precedían, anticipaban y confesaban, Su Victoria y Su Reino de Paz. Y es por eso que hay una Era de Paz -ausencia de Satanás- que precede al Reino eterno según leemos en Apocalipsis 20 como si fuera su antesala ¿No le extraña al lector este pasaje? ¿Porque el Reino eterno no vino de inmediato y es precedido por una Era de Paz acotada en el tiempo? La Señora de Todos los Pueblos cuyos mensajes analizaremos en otro estudio le dice con pertinaz insistencia a Ida Peerdeman que el Triunfo de su Inmaculado Corazón precederá al Reino eterno de su Hijo así como Ella precedió a Jesús/Yeshua en su primera venida. Y esto es mencionado por Luis María Grignion de Montfort y otros santos. Es por eso que Ella afirma que nuestro refugio ahora es su Corazón Inmaculado, que está en sincronía perfecta con el Sagrado Corazón de su Hijo. Y ciertamente esa Era de Paz venidera significará la Resurrección de la Iglesia que alcanzará un esplendor nunca visto cubriendo por completo un mundo purificado. Y aunque analizaremos por separado los mensajes de la Señora de Ámsterdam y el quinto dogma adelantamos algo ahora:
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«la Señora de Todos los Pueblos, ha venido… para explicar la Voluntad del Padre en cuanto a su rol como Corredentora, Medianera y Abogada. Este Dogma es la clave para el Triunfo de su Inmaculado Corazón y la… Era de Paz, de acuerdo a las profecías de Fátima…para el derramamiento de dones del Espíritu Santo, el milagro del Segundo Pentecostés» Abril 4, 1954
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Leamos despacio, aquí se habla: 1) del Triunfo del Corazón Inmaculado/resurrección de la Iglesia, 2) de una Era de Paz venidera anterior al Reino y 3) de las profecías de Fátima (¡guau!) además de 4) que es Voluntad del Padre que se comprenda y proclame el quinto dogma y 5) que esto traerá un Nuevo Pentecostes. No falta nada. De modo que lo que ahora mismo esperamos es la resurrección de la Iglesia de manos de nuestra Capitana que en estos días se multiplica en apariciones para alentar a su ejército o remanente fiel. Estas son las palmas que anteceden al Rey Victorioso que vendrá a establecer el Reino prometido a la descendencia justa de Abraham -los cristianos- extraídos de las doce tribus mezcladas hoy con ‘todo pueblo, tribu, lengua y nación’ (Ap 5, 9) y que será para siempre.
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Amén y amén
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nota 1) la epopeya de Juana lejanamente se parece al episodio de Débora en las Escrituras, pero en Europa -la que fue ‘cuna del cristianismo’- es en donde encaja con precisión profética.
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nota 2: antes había dicho al temeroso Carlos VII:
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“el Rey del Cielo te envía una palabra a través de mí, por la que tú serás consagrado y coronado en Reims…”
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nota 3) luego de la coronación de Carlos VII cesaron las Voces de lo Alto y finalmente Juana de Arco murió como mártir a los 19 años luego de un juicio dirigido y amañado por el cardenal Beaufort que era protegido del papa de entonces, pero hoy es patrona de Francia y declarada santa por la Iglesia.
Ver:
CARTA A OBISPOS, CARDENALES Y SACERDOTES MARIANOS
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