esperamos con mucho anhelo que él regrese… Él tomará nuestro débil cuerpo mortal
y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él
Filipenses 3, 20-21

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Tomado del libro ‘Del Edén a un Reino de Luz Admirable’

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Hay numerosos testimonios a través de muchas décadas -y aun siglos y milenios- sobre la existencia de seres no-adámicos y damos por buenos a una sustancial mayoría de ellos. Haremos un análisis doctrinario y para no quedar atrapados en una red de descripciones que no son el objetivo que buscamos nos referiremos solo a dos tipos de razas no-adámicas que representan a todas ellas –como veremos- tomando como punto de partida lo que se dice en crónicas alternativas. Veamos el primer tipo::

 

“Draconianos (Alpha Draconis): Ésta raza es de seres tipo reptil, tienen linaje real y están a la cabeza de la jerarquía. De acuerdo a diferentes fuentes, los Draconianos fueron «tirados» en la constelación de Alpha Draconis hace millones de años, provienen de un universo superior pero al parecer fueron expulsados por la gran carga negativa que traían consigo ya que parte de su naturaleza es ser hostiles con respecto a otras razas además de implementar sistemas de control”

 

Y leamos sobre sus ‘habilidades’:

 

“Actividades principales de estos seres: Controlan las elites, instituciones y sistemas financieros, promueven el militarismo, crean un clima de miedo, dificultad e inseguridad, cultivando humanos y manipulando a los Grises y a los Reptilianos Autóctonos (de la Tierra)”

 

Según esta pesada descripción, consolidada por muchas fuentes alternativas, este tipo de razas no-adámicas se estructuran en una organización jerárquica a través de la cual procuran ejercer un férreo sistema de control sobre hombres e instituciones humanas con el fin de esparcir el mal en todas sus formas. Bajo su dominio estarían los ‘reptilianos terráqueos’ que según se dice habitan en regiones intraterrenas. Y en la base de esa jerarquía maligna comandada por los Draconianos estarían los ‘Grises’ –altos y bajos- con la conformación que habitualmente se le atribuye a los ET. Los ‘Draconianos’ tienen la apariencia perversa que siempre asociamos con seres demoníacos, son como gárgolas vivientes, personajes ‘góticos’ en la más oscura expresión del término (la que hoy se utiliza). Altos, fuertes, a veces con prominentes alas y con una gruesa cola que remata su siniestra apariencia. Los ‘reptilianos’ por su vez –una categoría intermedia- tienen la capacidad de manifestarse con apariencia humana sin ser reconocidos y así se dice que esta o aquella  personalidad es ‘reptiliana’ infiltrada para cumplir los propósitos de dominio del ‘principado del mal’. Se les relaciona con organizaciones secretas de poder, la más famosa de las cuales son los Illuminati (todo esto es la media de lo que se afirma en fuentes alternativas). A los Grises bajos se les relaciona con las ‘abducciones’ que son pura maldad y al parecer los Grises altos son los representantes de este ‘principado del mal’ en alianzas secretas con gobiernos terráqueos supervisadas por los Draconianos. Se dice que los Grises poseen una extraña ‘biología’ (algunos piensan que son fruto de una biotecnología ‘robótica’), y es a ellos a los que se les atribuye ‘experimentos genéticos’ con hombres y animales -lo que sería el proposito de las ‘abducciones’-.

 

Ahora leamos un relato/leyenda sobre cuáles habrían sido las causas de la ‘ira de los dioses’ que causó la impresionante catástrofe de Mu/Lemuria aproximadamente 12.000 años a.C.:

 

“cuenta la leyenda…que los hombres vivían felices en su valle, donde las tierras eran extremadamente fértiles. No les faltaba nada, y el sufrimiento no habitaba sus dominios paradisíacos. Los dioses de las montañas… protegían a los humanos y sólo les estaba prohibida una sola cosa: no podían subir a la cima de la montaña en donde ardía el Fuego Sagrado. Pero el diablo también habitaba por aquellas tierras y le era insoportable ver toda esa felicidad. Por eso incitó una y otra vez a los hombres para que subieran hasta la cima de aquella montaña. Los dioses sorprendieron a los habitantes escalando la ladera y fue tal su furia que soltaron a los pumas que devoraron a toda la población, salvo una pareja”

 

Aquí se habla de los ‘pumas’ como castigo destructor pero el testimonio consolidado es que Mu/Lemuria se hundió en el océano a consecuencia de masivas erupciones seguidas del avance de las aguas. Pero lo que nos interesa destacar de este relato/leyenda es la afirmación de que “el diablo también habitaba” o ejercía influencia en “aquellas tierras” promoviendo la desobediencia que desató la ‘ira de los dioses’. Y antes leímos que “los Draconianos fueron tirados/arrojados en la constelación de Alpha Draconis (Orión) hace millones de años” desde un “universo superior”. Por lo que concluimos, cruzando ambos relatos, que hay un principado de maldad que fue ‘tirado/expulsado’ –repetimos esa expresión- desde regiones superiores que induce a la desobediencia desde tiempos ancestrales. Un principado de desorden, destrucción e instigador de guerras que intenta establecer un férreo sistema de control para que impere la desgracia sobre la tierra. Ahora bien, esta historia la conocemos: es lo que se afirma en las Escrituras sobre la “serpiente original” que se revuelve contra todo lo que produzca felicidad en el hombre/imagen de Dios/Elohim. Por lejos que quieran ir, los relatos alternativos siempre dan testimonio de la verdad de la Biblia. Dice Efesios 6, 12:

 

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas… contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”

 

Y el ‘Príncipe’ de este principado maligno es el que sedujo a Isha alegando conocer las intenciones de Dios/Elohim –lo que supone que tenía una larga existencia anterior al Edén- afirmando que si comían el fruto del árbol prohibido serían liberados de la ‘tutela’ de Dios/Elohim teniendo similar sabiduría que Él. En Mateo 4, 8-11 leemos la intriga de este Príncipe del mal en su máxima osadía:

 

«Luego el diablo lo llevó a la cima de una montaña muy alta y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria que hay en ellos. —Te daré todo esto —dijo— si te arrodillas y me adoras. —Vete de aquí, Satanás —le dijo Jesús—, porque las Escrituras dicen: “Adora al Señor tu Dios y sírvele únicamente a él”. Entonces el diablo se fue, y llegaron ángeles a cuidar a Jesús»

 

Este ‘Príncipe’ se siente tan poderoso que se atreve a ofrecer el mundo y su gloria al mismísimo Hijo de Dios encarnado, Jesús/Yeshua, a cambio de adoración… Esto sirve para medir la desmesura de su osadía pero lo cierto es que el Señor no niega que este mundo le perteneciera –en ese momento- a su malvado interlocutor. Por eso en Juan 14, 30 se lo llama el “príncipe de este mundo”. Es que esta trama de maldad está inserta en lo más profundo del texto bíblico y no es distinta a lo que se afirma sobre la jerarquía real draconiano/reptiliana que asolaría la felicidad de los hombres. Leamos de nuevo lo que se dice de ellos: ‘controlan las elites y las instituciones y sistemas financieros’ e influencian sobre el aparato militar –entre otras cosas-. Esto es lo mismo que afirmar que hay un principado de maldad actuando sobre los hombres y eso lo sabemos desde cuando comenzamos a interiorizarnos con la Palabra de Verdad. Así como que ya fue vencido y esta a la espera de la ejecución su condena.

 

Es de suficiente evidencia entonces que en el universo y en la tierra desde tiempos ancestrales opera un principado de maldad –recordemos que la leyenda de Mu/Lemuria que transcribimos se refiere a tiempos anteriores a los de 12.000 años a.C.- que no tiene limitaciones para desplazarse, metamorfosearse o revestirse de diferentes formas en su empedernida búsqueda de hacer prevalecer sus malévolos propósitos. Ambos relatos, el de la Palabra de Verdad y el que proviene de crónicas alternativas sobre este primer tipo de seres no-adámicos concuerdan en lo básico en estos aspectos (aunque difieren en mucho en otros como veremos).

 

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Y ahora cabe preguntarnos si además de esta viscosa presencia existe en el universo un principiado del Bien. Sabemos que sí, que Dios/Elohim es Amor y Él nos cubrió con Su Misericordia por los méritos de la cruz, pero veamos cómo se describe esta influencia bienhechora universal en las crónicas alternativas –y este es el segundo tipo de seres que prometimos analizar que involucra a muchos-:

 

“Los pleyadianos son un colectivo de entidades procedentes de las siete estrellas que nosotros conocemos como Las Pléyades. Ellos dicen que son nuestros ancestros, pues aportaron su ADN para el surgimiento de la raza humana… Tienen una biología como la nuestra, aunque su desarrollo tecnológico y espiritual es mayor… La cultura pleyadiana fue «sembrada» desde otro universo de Amor mucho antes de que la Tierra fuese creada… Muchos han venido recientemente a participar en el nuevo experimento terrestre para ayudar a los humanos a despertar y recordar quiénes son y así recuperar su poder y su destino”

 

Aquí sintonizamos con otra cosa. Pasamos del frio que cala hasta los huesos a seres que parecen poseer la calidez del amor y se identifican con nosotros en vez de procurar destruirnos. Quizás fue un ‘pleyadiano’ el que se le apareció con su nave espacial al papa San Juan XXIII en los jardines de Castel Gandolfo. En la descripción de este otro tipo de seres no-adámicos se disipan las pesadas brumas anteriores cambiándolas por la luminosidad que emana del bien. En Job 38, 4-7 leemos sobre la alegría de los ángeles creados antes de la fundación del mundo cuando Dios/Elohim hace surgir de la nada el universo:

 

«¿Dónde estabas tú cuando puse los cimientos de la tierra… mientras las estrellas de la mañana cantaban a coro y todos los ángeles gritaban de alegría?«

 

Sin duda desde esas Alturas actúa el principado del Bien. Vimos que los Draconianos fueron ‘tirados/expulsados’ desde un ‘universo superior’ pero que los Pleyadianos fueron ‘sembrados’ desde un ‘universo de amor’. ¡Diferente origen y propósito! Unos ‘arrojados’ airados contra todo lo que trasunte alegría y felicidad, y otros ‘sembrados’ desde el amor. Y se agrega que los ‘pleyadianos’ no procuran establecer un ‘sistema de control’ sobre nosotros sino ayudarnos gentilmente a abrir el corazón a una libertad ascendente que restauraría nuestro destino perdido. No está mal. Su apariencia es similar a la de nosotros y aprovechamos para reiterar que la tipología: cabeza, tronco y extremidades es un padrón universal de las criaturas ‘sintonizadas’ para la vida inteligente. Los ´pleyadianos´ tal vez no serían reconocidos si pasearan por las calles de nuestras ciudades a no ser porque son más altos que el común. Ellos saben que los hombres estamos atrapados en una red de control que no pueden/deben romper porque iría contra las ‘reglas’. Pero intentan minimizar sus efectos y ayudarnos a ‘despertar’ y zafar de esta prisión mediante el crecimiento interior que nos devolvería la memoria de nuestro destino olvidado –todo dicho en crónicas alternativas-.

 

Ahora bien, esto es dulce de escuchar pero no es el planteo cristiano ya que escamotea la cruz. Es la prédica New Age de todos conocida. Pero estamos buscando establecer la existencia de un principado universal del Bien opuesto al principado universal del mal a partir de fuentes extra bíblicas que de este modo corroboran que el planteo bíblico no se puede soslayar. Y para completar este halo del bien que envuelve a los ‘pleyadianos’ se habla de ellos con términos como ‘Hermandad’, ‘seres de luz’, ‘vibraciones de amor y luz’, y cosas parecidas a estas.

 

Sumerios y mayas –entre otros pueblos- sabían de ese cúmulo de estrellas llamado Las Pléyades e incluso afirmaban que el sistema solar entero orbita en torno a Alción, su estrella principal. Este cúmulo estelar –que en astronomía inspirada simboliza a la iglesia de Cristo- es de un blanco resplandeciente y profundo, casi transparente, lo cual es un origen coherente para seres benévolos. De modo que encontramos en las crónicas alternativas referencias solidas de seres que quieren ayudarnos a crecer hacia el Bien en contraposición con seres siniestros y odiosos que quieren hundirnos en toda forma de infelicidad y desgracia. Aunque al parecer los Pleyadianos no obtuvieron triunfos con las civilizaciones con las que se les relaciona en las que de algún modo el mal se había instalado al punto de llevarlas a su destrucción. Por eso queremos insistir –para no llevar a nadie a confusión- que la descripción de los ‘pleyadianos’ tiene un cierto encanto pero su conocimiento es ineficaz para cualquier tipo de crecimiento o liberación por estar desprovista de la visión redentora de la cruz que es central para la redención de la ‘raza adámica’. Estos relatos para algunos revestidos de sabiduría insisten en la necesidad de ‘aumentar nuestras vibraciones’ –por ejemplo- y es probable que en el acto de conversión, cuando recibimos el Espíritu Santo, haya un cambio en nuestra ‘naturaleza vibratoria’ ya que en ese momento somos hechos ‘nuevas criaturas’ (2 Cor 5, 17). Pero esto es lo más próximo que podemos llegar de la prédica New Age. El hecho definitivo es que sin fe en el Sacrificio Expiatorio de la cruz no hay crecimiento ni liberación alguna. Y esa fe, además, es el mejor y único escudo contra el principado del mal (Ef 6, 11).

 

Reparemos entonces que la existencia de un principado del mal que procura sujetarnos bajo un férreo control y nos empuja hacia abajo al que se le opone un principado o confederación universal del bien que intenta elevarnos hacia la libertad es evidente aun para los expertos en temas ‘ufológicos’. Por eso la zaga “Star Wars” (‘La Guerra de las Galaxias’) prendió tan fuerte en el inconsciente colectivo ya que sus personajes nos parecen inusitadamente familiares. Y esto es porque la estructura dramática de esta zaga se corresponde con las dos polaridades que ahora mismo están actuando en el universo. Es en este contexto de guerra espiritual que debemos ubicar a los ‘extraterrestres’ o criaturas no-adámicas que seguramente existen y también sus ‘maquinas maravillosas’ de pura energía a las que nos referiremos más adelante en estas líneas. No sabemos ‘como’ fueron creadas pero sí que responden a un Propósito ya que a Dios/Elohim nada puede tomarlo por sorpresa. Él es el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin que todo lo abarca y por extraño que parezca la existencia de un principado del mal en Su universo es funcional a Su estrategia para perfeccionar una Criatura obediente, a la vez que inteligente y libre, culmen de Su Propósito. Es por esto que permitió que el Enemigo plantara el “árbol del conocimiento del bien y del mal” en el Jardín del Edén ¿acaso no podría haberlo evitado? ¿o haberlo extirpado una vez que fue plantado en vez de simplemente alertar a Adán sobre su presencia? ¿o haber echado a ‘la serpiente’ fuera del Jardín del Edén antes de que esta ejecutara su ponzoñosa intriga?. Claro que sí, todo esto podría haberlo hecho, pero el caso es que permitir la tentación de Adán e Isha/Eva es una parte importante del Plan Maestro para obtener al final un remanente santo de gloriosas criaturas funcionales a Su Propósito. Es decir, fieles colaboradoras de Su Hijo que será -en su retorno en Gloria junto a Su Pueblo-  Gran Rey, Juez y Sumo Sacerdote y lo llamaremos ‘YaHWéH Tsidkenu’ que significa ‘Justicia Nuestra’.

 

Es esto lo que estuvo en la Mente de Dios/Elohim cuando decidió crear una Criatura “a su imagen y semejanza” que fuera obediente por Amor, no por imposición, que conociera el ‘bien y el mal’ –de ahí la exclamación de Gen 3, 22 que dio inicio a nuestro peregrinaje- pero eligiera el Bien en plena libertad. De esto trata nuestro peregrinaje: de ver si calificamos como colaboradores suyos en condiciones extremas. Y esta Criatura –Adán- fue creada de tal modo Excelsa que estaba en intima comunión con Él Mismo, y con ángeles y Arcángeles que la servían ¡Algo magnífico e inigualable! Pero permitió que fuera tentada ya que de lo contrario sería como Job antes de pasar por su desgarradora prueba. Él era un hombre integro que sin duda servía a Dios/Elohim pero no tenía un conocimiento íntimo de Él. Por eso declara al final de las pruebas que antes solo Lo conocía ‘de oídas’ (Job 42, 5) y ahora lo conocía verdaderamente. Y es que sin pasar por la prueba no hay conocimiento verdadero. Y la prueba a la que estamos sometidos en nuestra naturaleza carnal incluye el agotamiento y muerte de este cuerpo para ser luego restituido a la Gloria original habiendo aprendido sobre el Carácter de Dios/Elohim a Quien servirá en el primer rango de la jerarquía celestial por la eternidad. De la Gloria a la Gloria pasando por la prueba, este es el trayecto. Y hasta ese día de restitución -el día de la resurrección- las almas de los que duerman en la esperanza de esa restitución gloriosa estarán a buen recaudo en un lugar ya preparado para ellas según se lee en el ApdM:

 

“voy a guardar en misericordia tu alma y las almas de los justos, para darles descanso en mi Jardín. Y esto será cuando el fin del mundo haya llegado”

 

El descanso aquí anunciado es el Cielo. Y de allí pasaremos una vez que nuestra alma purificada sea revestida/restituida de un cuerpo de Gloria a reyes y sacerdotes del Reino mesiánico que es el objetivo final del Plan Maestro. Esto describe el misterio de la creación de Adán –y luego Isha/Eva- que debemos conocer para resistir mejor los embates finales del Enemigo de la ‘raza adámica’. Porque tal como sucede en las piezas dramáticas es en el capítulo final en donde se liberan y resuelven todas las tensiones. Dice Apocalipsis 22, 11:

 

“Deja que el malo siga haciendo el mal; deja que el vil siga siendo vil; deja que el justo siga llevando una vida justa; deja que el santo permanezca santo «Miren, yo vengo pronto, y traigo la recompensa conmigo para pagarle a cada uno según lo que haya hecho»»

 

El bien y el mal están hoy en máxima tensión. De la exaltación del mal nos enteramos cotidianamente en las noticias. Pero sabemos que tenemos a disposición un arma eficaz para enfrentar esa malicia y quienes son vehículo para ella, visibles o invisibles. Y es revestirnos de Quien es nuestro Salvador y está por encima de todo y esperar confiadamente en Él. Hay un Plan Maestro diseñado desde antes de la creación del mundo en el cual encajaremos como piezas principales si perseveramos ¡Aleluya!

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