esperamos con mucho anhelo que él regrese… Él tomará nuestro débil cuerpo mortal
y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él
Filipenses 3, 20-21

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Transcribimos completo el devocional del pastor David Wilkerson [May 19, 1931; April 27, 2011] que nos llegó hoy: 4  de octubre del 2011:

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“Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo. Y sed agradecidos.” (Colosenses 3:15)


Este versículo contiene un mandato increíble: ¡Dios llama a su cuerpo en Cristo Jesús a permitirle que Su paz gobierne en sus corazones, mentes y cuerpos! La paz de Dios tiene que ser el árbitro de nuestras vidas, estableciéndose sobre todo. Si alguna vez ha habido un tiempo en el que este llamado necesita ser escuchado es hoy, ¡en este tiempo de agitación y confusión!


¿Por qué el Señor le pide a su primera iglesia que permita que Su paz gobierne en sus vidas? Ello se debe a que Él sabía lo que vendría y quería prepararlos! En tan solo pocos años, gran agitación vendría sobre ellos. Éstos serían torturados y perseguidos. Enfrentarían tiempos difíciles, perderían sus hogares, sus bienes terrenales serían confiscados, inclusive sufrirían ataques de hombres viciosos quienes pensaron que le harían a Dios un favor aniquilándolos. Dios los estaba previniendo, preprarando, “¡Ustedes tienen que ser cimentados en Mi paz porque solamente ésta les permitirá enfrentar los cambios que vienen!”


“Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.” (Filipenses 4:9).


Actualmente existe una paz falsa en muchas iglesias. Una paz que fallará en los días venideros. ¡Esta es la paz que tienen los cristianos necios y ciegos del pecado! Moisés llamó a esos creyentes “auto-bendecidos”, queriendo decir, “auto-engañados.” Él le advirtió a Israel de la maldición que caería sobre los  alvados e hijos desobedientes de Dios que caminaron en idolatría. Él les dijo que serían cubiertos sobre su pecado con un falso sentido de paz: “y después de oir las palabras de esta maldición, él se congratule en su corazón, diciendo: «Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, puesto que con la  mbriaguez se aplaca la sed. » (Deuteronomio 29:19).


¡Moisés estaba describiendo al hijo de Dios que decide satisfacer su lujuria por la maldad! Este creyente encuentra una doctrina cómoda que le dice que está bien, que es salvo, y que está atado al cielo, mientras continúa en pecado. Él se dice a sí mismo, “Haré como me plazca y aún no perderé la paz en mi corazón.”


No importa lo que le suceda a América o a las naciones del mundo, ¡no hay poder en el infierno que pueda robar la paz de Dios a través de Jesucristo, y la cual es implatada en nuestra alma! Dios tendrá a su gente gobernada por su paz. “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones.”
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