esperamos con mucho anhelo que él regrese… Él tomará nuestro débil cuerpo mortal
y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él
Filipenses 3, 20-21

+

+

+

+

”Pero ¿acaso no has oído? Yo lo decidí hace mucho
tiempo. Hace mucho que lo planifiqué,
y ahora lo llevo a cabo»
Isaías 37:26

*

+

+

+

Jesús/Yeshua enumeró los eventos que precederían a Su venida y dijo así:


«Mas cuando oigáis de guerras
y de rumores de guerras, no os turbéis,
porque es necesario que suceda así…»
(Marcos 13:7)

+

Y en Daniel 9:26 leemos:


«aun hasta el fin habrá guerra;
las desolaciones están determinadas».


Estos pasajes -y otros- tienen un trasfondo común: las guerras de los últimos días forman parte del Propósito de redención final. Esto es: no suceden fuera de Su control o sin Su consentimiento, no lo toman por sorpresa: esta determinado que sucedan. ¿Y porque nos vamos a escandalizar de estas cosas nosotros, los que estamos bajo su cuidado amoroso, si fuimos prolijamente avisados? Si alguna duda queda de que la guerra de los días finales es funcional al Propósito de YaHWéH podemos leer en Isaías 32:13:


«YaHWéH saldrá como gigante,
y como hombre de guerra despertará celo;
gritará, voceará, se esforzará sobre sus enemigos».


O Jeremías 30: 23-24


«No se calmará el ardor de la ira de YaHWéH,
hasta que haya hecho y cumplido
los pensamientos de su corazón;
en el fin de los días entenderéis esto”.


Son pasajes para nuestros días  ¿para cuales serían sino para estos? Y anuncian el fin de la humanidad impía victima -entre otras cosas- de la guerra ¿acaso no vemos hoy en todos los frentes el crecimiento desmedido de la impiedad?  ¿puede haber «paz» en estas condiciones?. «En los últimos días entenderéis esto» dice nuestro Señor Jesús/Yeshua –el Rey que viene- a sus discípulos y por extensión a nosotros.  ¡Y estos son los días para recibir esa Palabra!.


Muchos cristianos de hoy -y algunos lideres cristianos de influencia universal– hacen un continuo llamado por la paz en la honesta convicción de que esta es la voluntad de Dios. Pero a los creyentes nos es imperioso anunciar la “viva esperanza” del nuevo mundo de Paz y Justicia venidero, que está mas allá de este: «mi Reino no es de este mundo» dijo Jesús/Yeshua, y nosotros pertenecemos a ese «Su Reino» que no puede ser establecido aquí y al cual solo accederá un remanente de todos los pueblos de la tierra. Un «rebaño pequeño».

+

Sin duda que hoy presenciamos situaciones conflictivas que nos arañan el alma, que nos angustian hasta los tuétanos. A veces nos gustaría amanecer y escuchar que las «Naciones Unidas» se hicieron cargo de todas las zonas conflictivas imponiendo su «paz». Pero esto es absolutamente imposible. Si las «Naciones Unidas» pudieran traer la anhelada paz ¿seria este el Propósito cumplido de Dios/Elohim -YaHWéH- para las naciones? ¿Abandonaría el Altísimo a favor de las «Naciones Unidas» -o cualquier otra coalición de naciones- Su Propósito de establecer el Reino de Justicia y Paz de Su Hijo Amado? No, por supuesto que no. La Palabra profética advierte que habrá guerras en estos días:


«Habrá guerras y desolaciones, no os turbéis…
es necesario que estas cosas acontezcan primero».


Las “guerras y desolaciones” están determinadas e inscriptas en el plan profético, no debemos turbarnos por ellas. Y sería imperioso orar para que «en la ira prevalezca la misericordia«, no por una paz que en este mundo es imposible.


Una vez YaHWéH le pidió al profeta Jeremías que no orase por Jerusalem porque había caído en grave apostasía. Y dijo que Él no escucharía mas sus oraciones (Jer 11:14) ¿tenemos mas certezas hoy de que nuestra oraciones por la paz del mundo serán escuchadas?


Las guerras de hoy con omnipresencia mediática (“rumores de guerra”) nos invitan a «levantar nuestras cabezas» porque hacen obvia la inmediatez de la gloriosa venida del Príncipe de Paz.  Él es el “deseado de las naciones” y la “viva esperanza” de los que en Él confían y esperan. Nada de lo que está sucediendo hoy es ajeno a Su control por bizarro y siniestro que nos parezca. Y es útil y necesario recordar que la muerte no mata, lo que mata es el pecado. Él venció la muerte en la cruz y ésta ya no tiene poder sobre el que cree (2Ti 1:10). ¡Aleluya!. Leemos en Isaías 28:16-19:

+
«…nuestros sufrimientos no resultan en nada.
No le hemos dado salvación a la tierra,
ni le trajimos vida al mundo.
Pero los que mueren en el Señor, vivirán;
¡sus cuerpos se levantarán otra vez!…
y cantarán de alegría.
… tu luz que da vida descenderá
como el rocío sobre tu pueblo»

+

+

(escrito en 2007)

+

+

*