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Julio /2011
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Desde hace ya muchos años en la región de Chiapas –estado fronterizo del sudeste mexicano– se ha formado un cóctel explosivo que mezcla política extremista con fe, enfrentando, entre otras cosas, católicos y evangélicos. Ha habido necesidad de migraciones de poblaciones, discriminación en las escuelas a los hijos de padres evangélicos, y asesinatos de pastores –que para algunos a los que todavía no se les ha amanecido están asociados con el «imperialismo»-. Todo muy bochornoso. Últimamente se han dictado leyes para proteger a las comunidades evangélicas que al parecer han calmado en algo la situación. El hecho es que en este ambiente tan confuso, como siempre sucede bajo persecución, el evangelio ha crecido y hasta se está programando un congreso sobre avivamiento a la vez que los valientes hermanos de esa área se disponen a impulsar, con la ayuda del Dios, muchas más iglesias evangélicas.
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Oramos para que todo redunde en una manifestación poderosa del Espíritu que conmueva a los corazones impíos así como a un cristianismo meramente cultural que impide la transparencia de la Luz que debe brillar en nuestros corazones para la gloria de Cristo.
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