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Una de las mayores inquinas en la tramoya de la apostasía es el relato de la historia de la creación del hombre a partir de los ‘anunaki’ -supuestos como seres extraterestres- según una zaga que alcanzó para algunos categoría de dogma al punto de menospreciar el relato bíblico. Según este imaginativo relato, el hombre habría sido creado por habitantes de un planeta o exoplaneta, por su orbita excéntrica, llamado ‘Nibiru’ con el fin de servir de mano de obra esclava en minas de oro –¡vaya triste destino!– ya que ese precioso metal les era necesario para espolvorearlo en la atmosfera de su malhadado planeta para conservar el calor del sol durante el tránsito de su mayor alejamiento.
Cuenta esta zaga que al principio vinieron ‘nibiruanos’ de mano de obra pero hubo una revuelta por el exceso de trabajo que se zanjó con la creación de una raza esclava de mineros. ¡Y eso somos –o seríamos- nosotros! ¡Mineros abandonados, según se colige al fin de este cuento! Y es parte de esta narrativa afirmar que el planeta ‘Nibiru’ pasa cada 3600 años muy próximo a la tierra y en estos días estaría cercana la fecha de un nuevo acercamiento con resultados imprevistos, pero siempre catastróficos. para la humanidad.
¿Sorprendente historia verdad? No es la primera vez que se intenta desmentir el relato bíblico a partir de una narrativa imaginativa pero totalmente falsa. El evolucionismo cumplió ese rol en el siglo XIX y a pesar de la nula evidencia científica su sombra ha llegado hasta nuestros días obteniendo -para muchos- una pasmosa credibilidad. En los días en que surgió esta hipotesis el naturalismo y la geología eran disciplinas científicas de avanzada –aunque carecían de desarrollo científico serio- y debido al manejo de estos términos los postulados del evolucionismo prendieron rápidamente en el imaginario colectivo induciendo –principalmente en occidente- al ateísmo o su primo hermano, el agnosticismo. Hoy las diciplinas de punta son la ecología, la astronomía profunda, los viajes interplanetarios, la manipulación genética y son protagonistas de la historia cotidiana las reivindicaciones gremiales. Y estos fueron entremezclados con algún ingenio y nula veracidad por Zecharia Sitchin. ¡Y dio en el blanco impactando el pensamiento de muchos!
El ‘Enûma Elish’
Dice Wikipedia sobre el poema mitológico babilonio Enûma Elish, derivado de mitologías acadias y sumerias:
“Cuando Babilonia se convirtió en la capital de Mesopotamia, la deidad local de Babilonia (Marduk) fue elevada a nivel de dios supremo. Para explicar como Marduk llegó al poder, se escribió el Enûma Elish”
Es decir, este texto también llamado por algunos “Poema de la Creación” tuvo como objetivo colocar al dios local de Babilonia sobre los otros dioses de ciudades preponderantes de la Mesopotamia para afirmar así su dominio político. En efecto, sería imposible que Babilonia se procalmara capital de un imperio y supuesto centro del mundo si por su vez su dios patricio no fuera el “héroe de los dioses” (uno de los títulos de Marduk). Por eso este poema contenido en siete tablillas de arcilla se recitaba en un día del año equivalente a lo que hoy sería nuestra “fecha patria” ante el templo (zigurat) principal de Babilonia y ese día se hacían procesiones con imágenes de Bel -que significa ‘Señor’ y es otro nombre para Marduk- a las cuales se refiere la cita bíblica que compartiremos más adelante. El Enûma Elish era un ‘poema patrio’.
Este ‘poema de la creacion’ acadio/sumerio comienza en un tiempo en que todavía no existían ni el cielo ni la tierra -ni el hombre por supuesto- sino una continuidad acuosa polarizada en dos estados: agua dulce y agua salada. ‘Apsu’ era el dios que personificaba el agua dulce, y ‘Tiamat’ el agua salada. Esta última además era representada como una serpiente:
¿Le agrada este comienzo al lector, o le parece algo vinculado a la geografia de Mesopotamia, es decir, al encuentro de las aguas dulces del Tigris y el Eufrates con las aguas saladas del Golfo Perisico y por lo tanto carente de un significado verdaderamente universal? Este encuentro era una marca geografica singular de aquella zona, propio opara ser materia de un relato mitologico pero no de uno que ambicionara ser valido para todas las latitudes. Veamos ese encuentro:
Sigamos: dice este ‘poema’ que Apsu y Tiamat “tomándose las manos” engendraron otra pareja que por su vez engendro a Anu (dios del cielo), el primero de la trilogía babilónica. Anú con su esposa engendro por su vez dos hermanos Enil y Enki -o Ea- que fueron el segundo y tercero de esa trilogía. Y luego sorprendentemente se cuenta que Enki (dios de la magia y demiurgo de las más variopintas creaciones) dio muerte a Apsu –que vendría a ser como como su ‘abuelo’ aunque el conteo generacional no existía todavía- anticipándose al intento de éste de exterminarlo debido a que le molestaban ‘los ruidos que hacían los jóvenes dioses’. Bueno… mal vecindario. Y Enki con su esposa por su vez engendró a Marduk que se convertiría en héroe de todos los dioses luego de una épica batalla en la que enfrentó, derrotó y dio muerte a ‘Tiamat’ –que vendría a ser como su ‘bisabuela’- en el momento que esta se proponía vengar a Apsu, su primer esposo, eliminado por Enki segun dijimos. ¿Hay algo de sabiduria ancestral en esta historia?
Para la épica batalla contra Marduk, Tiamat creó once engendros aterradores al mando de Kingu, su nuevo esposo, a quien le entregó las ‘tablas del destino’ -así dice el ‘poema’-. Pero finalmente Marduk vence a Tiamat y sus engendros y con su cadaver crea el cielo y la tierra. Y además arrebata a Kingu las ‘tablas del destino’ y en un delirio de poder irresistible planea realizar obras estupendas de modo que pidiendo el auxilio de su ‘padre’ Enki proclama:
“Voy a condensar sangre, constituir una osamenta y crear así un prototipo que se llamará Hombre. Este prototipo, este hombre, lo voy a crear para que le sean impuestas las fatigas de los dioses, y así los dioses puedan estar ociosos”.
Y de este modo es ‘creado’ el ‘hombre’ a partir de la sangre de Kingu -el esposo derrotado de Tiamat- con un destino ya marcado: cargar con la fatiga de los dioses (nota 1). ¡Vaya bochornoso principio el nuestro! Algunos estudiosos dicen que los babilonios no precisaban creer necesariamente esta narrativa –en el sentido que se denomina creyente hoy al que adhiere a una fe- sino que de alguna manera ella estaba construida para dar sustento a una identidad nacional colocando a su dios patricio en el pináculo del poder: creador del cielo, la tierra y del mismísimo hombre. El patriotismo así nublaba el juicio y hacia digerible toda esa historia (nota 2).
Este fue el contexto teológico al que fue expuesto el pueblo judío en su exilio babilónico. En verdad no hay en este poema nada “histórico” sobre los orígenes de la humanidad sino que relata una guerra de dioses polimorfos que se desplazan por un espacio sin límites ni contornos que es anterior al tiempo y el espacio manejando conjuros, artes mágicas, fenómenos climáticos extremos tales como fortísimos vientos -¡antes de que existiera el clima porque la tierra no había sido creada!- y otras cosas de difícil ubicación conceptual de la cual la mas ‘seria’ parecería ser las ‘tablas del destino’.
Y solo al final del ‘poema’ aparece el nombre “Nibiru” para referirse a la estrella polar que, casualmente, está ubicada en la cola de una constelación en forma de serpiente -tal vez interpretada como una alusion a ‘Tiamat’- que se precipita desde el cenit y cuya cabeza va a terminar siendo masacrada en la constelación de ‘Hércules’ -tal vez interpretada como una alusion a ‘Marduk’-. En todo caso ‘Nibiru’ no es un planeta , exógeno o no, sino una estrella fija en torno a la cual giran todos los astros supuestamente creados por Marduk con una parte del cuerpo de la serpiente Tiamat.
Ahora bien, los estudiosos simpre deseosos de hurgar sabiduría en estas cosas afirman esto relata un orden universal creado por Marduk a partir del caos original… y como muestra hay un sello que representa al Marduk vencedor de Tiamat -en la batalla épica aludida- la cual aparece mansa a sus pies en su avatar de serpiente. Y vemos en sus atuendos que Marduk es ‘creador de los cielos’ ya que en su túnica parecen verse imágenes celestes. Este es el sello en cuestión que representa el final feliz para el orden universal:
Un ‘dios’ humillado
Ahora bien, ¿que cuenta la Biblia de este autoproclamado ‘Señor de toda la tierra’? Leemos Jeremías 50, 2-3:
”Anunciadlo en las naciones…
publicadlo y no lo encubráis:
¡Conquistada ha sido Babilonia!
¡Bel está avergonzado!
¡Marduk está deshecho,
destruidas sus esculturas,
destrozados sus ídolos!”
Lo que es una proclama deprimente a oídos de un ‘dios’ que se consideraba a si mismo invencible (y dicen que Marduk tenía cuatro oídos). Y termina la cita refiriéndose asi a Babilonia:
“No habrá hombre ni animal que en ella more;
todos han huido, se han marchado”
Fin de la historia, un dios mitológico y una ciudad que pretendió ser el centro del mundo –supuestamente protegida por él- avergonzados y puestos a correr. Pero más duro y lacónico es lo que leemos en Isaías 46, 1-4:
“El dios Bel se dobla,
y el dios Nebo cae al suelo.
Los ídolos son cargados sobre bestias,
y son pesada carga para animales cansados.
Los dioses se doblan y caen al suelo
sin poder salvarse,
y ellos mismos van al destierro.
Esta cita alude a las procesiones de las que hablamos antes en las que se sacaban las imágenes de Marduk por la avenida central de Babilonia. Ceremonias que seguramente serían fastuosas y de las cuales Isaías hace una pesada burla. Y en la segunda parte de esta misma cita hay una vigorosa enseñanza para todo ISRAEL:
“Óiganme, descendientes de Jacob,
todos los que quedan del pueblo de Israel:
Yo he cargado con ustedes desde antes que nacieran;
yo los he llevado en brazos,
y seguiré siendo el mismo cuando sean viejos;
cuando tengan canas, todavía los sostendré”
La enseñanza es clara: los babilonios cargaban las pesadas, inertes y tal vez bamboleantes imágenes de su ‘dios’ en carretas tiradas por bueyes –y tal vez lo hicieran en ocasiones sobre sus hombros- y aun así habían sido vencidos, avergonzados y desterrados. ¡En nada le ayudaron ni su ‘dios’ ni las elaboradas procesiones rituales! Pero en contraste YaHWéH carga con ISRAEL en Sus brazos, sin desplantes públicos, en secreto, desde antes que nacieran y hasta que fueran viejos, y los lleva en victoria. Y el pasaje finaliza con una afirmación que no es mitológica sino que penetra y transcurre por dentro de la historia, desde Abraham hasta nuestros días (nota 1):
“Yo los hice, y seguiré cargando con ustedes;
yo los sostendré y los salvaré”
¡Aleluya!
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nota 1. hay otros relatos de como fue creado el hombre dentro de la mitologia acadio/sumeria. Muchos, segun fuera el tiempo y la sazon.
nota 2: en un libro publicado en este sitio nos referimos al viaje del patriarca Abraham desde el sur de la Mesopotamia a Canaan al otro lado de la medialuna de las tierras fértiles. Y en este viaje de más de dos mil kilómetros hizo una larga parada en Harran, ciudad cercana a Ninive, la actual Mosul.
Nos parece que esta es una forma de declararnos que el centro del mundo no estaría en tierras mesopotámicas -cerca del encuentro entre las aguas dulces y saladas-, ni en Babilonia ni tampoco en Nínive, cuyo dios Assur también reclamó la primacía sobre todos los dioses en tiempos del imperio asirio, sino en una ciudad fundada sobre el monte Moriá, lugar sobre el cual Abraham ofreció en obediencia suprema el sacrificio de su hijo Isaac, que sabemos que no fue aceptado por Dios/Elohim que lo cambió por un carnero de menos de un año -cordero- figura de Su Hijo que vendría a semejanza de hombre en el cumplimento de los tiempos.
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